Portugal Telecom (PT) hizo público ayer un documento explosivo que eleva varios peldaños la tirantez en las relaciones entre la operadora lusa y Telefónica, el gigante español, desde que la empresa presidida por Cíésar Alierta presentase una oferta por el paquete que mantiene PT en Vivo, el líder del mercado móvil brasileño el pasado 6 de mayo.
El grupo portuguíés advierte a sus accionistas que si se rechaza la oferta de Telefónica no hay ninguna seguridad de que se pueda recibir un “valor parecido por Vivo en el futuroâ€.
El documento, cuyo remitente era el propio consejo de administración del grupo luso y que tiene como destinatarios a los accionistas de la operadora, reafirmaba los mensajes que machaconamente han venido radiándose a lo largo de la semana desde el entorno del consejero delegado de la operadora portuguesa, Zeinal Bava.
Bloqueo y ruptura
Esos mensajes insisten en asegurar que Telefónica no tendrá capacidad legal para bloquear el reparto de dividendos en Brasilcel, la compañía holding, participada al 50% por las dos operadoras ibíéricas y con la que controlan el 59,4% de Vivo. Tambiíén insisten en restar cualquier verosimilitud a la posibilidad de que Telefónica solicitase la liquidación de Brasilcel. La repetición de estos dos mensajes son vitales para la operadora lusa de cara a la batalla ante sus accionistas porque los dividendos que recibe de Vivo son muy importantes para apuntalar su maltrecha situación financiera.
Pero aún es más vital el segundo mensaje: la posibilidad de que Brasilcel se rompiera y cada socio recuperase por su cuenta el 29% que le correspondería sería una catástrofe para PT, ya que ambos grupos perderían el poder de controlar conjuntamente Vivo. Pero lo peor es que, en esa hipótesis, y si se desencadenase una batalla entre Telefónica y PT por intentar controlar el resto del capital con derecho a voto de Vivo (alrededor de un 40%), a golpe de opa, la potencia de fuego en tíérminos financieros de la española es muy superior a la del grupo portuguíés.
En ese escenario PT podría acabar conservando su 29% de Vivo, pero este paquete se convertiría en inservible e inútil si Telefónica comprase el resto de los derechos de voto. Esa posibilidad ya fue adelantada la semana pasada por la casa de análisis Berstein (ver EXPANSIí“N del 7 de junio “El discreto pacto de Telefónica y PTâ€).
Por eso, en el documento enviado ayer por el consejo de PT al regulador bursátil, se intentan desmontar los argumentos que se atribuyen a Telefónica, aunque, en realidad, la española sólo se ha pronunciado públicamente sobre los dividendos y no sobre la disolución o liquidación de Brasilcel. En la presentación con la que argumentó su road show con los accionistas de PT, Telefónica señaló que para acordar las políticas sobre dividendos en Vivo es necesaria la unanimidad de los dos socios, lo que en la práctica supone insinuar que PT puede verse privada de los recursos que obtiene de Brasil si Telefónica lo desea. Sin embargo, en esa presentación no se decía nada sobre la hipotíética disolución de Brasilcel como mecanismo de resolución del conflicto.
Pero aún así, el tono del documento de PT es muy agresivo y insta a los accionistas a no tomar en consideración ninguna de las “insinuaciones†de Telefónica sobre el bloqueo de dividendos o la disolución de Brasilcel. Además, estas insinuaciones son “intimidatoriasâ€. Por eso, PT amenaza, a su vez, a Telefónica, con pedir a la Cámara de Comercio de Amsterdam o a los propios tribunales holandeses (Brasilcel es una sociedad radicada en Holanda) que se bloqueen los derechos políticos de Telefónica en Brasilcel y, por tanto, en Vivo, si la española persiste en su actitud intimidatoria, ya que estaría “abusando de sus derechosâ€.
Advertencia
Pero a pesar de la beligerancia semántica del documento, el consejo de administración del grupo portuguíés se ve en la obligación de advertir al conjunto de los accionistas –previsiblemente para escapar a alguna reclamación acerca del cumplimiento de sus obligaciones fiduciarias para con el accionariado- algo, que, por otra parte, es totalmente obvio: que si se rechaza la oferta de Telefónica no hay ninguna seguridad en que se pueda recibir un “valor parecido por Vivo en el futuroâ€. Y es lógico, sólo Telefónica puede obtener de la fusión de Vivo y Telesp las sinergias suficientes como para justificar el sobreprecio que está dispuesto a pagar. Para cualquier otro, sin esas sinergias, el precio ofrecido por la española seria prohibitivo.
Auto Sacramental
En realidad, todos los dimes y diretes de este culebrón se reducen a una representación, a un auto sacramental, que las dos partes en conflicto están dirigiendo al único público que realmente importa en este drama: los accionistas de PT.
El nuevo mensaje de la portuguesa, una vez abandonadas las coartadas nacionalistas, está claro: “Telefónica está pagando poco ya que, para ella, Vivo vale más que los 6.500 millones que os ofreceâ€. Ese mensaje fundamental se adoba, además, en otras garantías. “No os preocupíéis, que si rechazaís la oferta de Telefónica para forzarle a que la suba, los intereses de PT –y por tanto los vuestros- no van a sufrir, porque no nos pueden bloquear el reparto de los dividendos y tampoco nos vamos a quedar colgados con un 29% inservible de Vivo, porque Brasilcel no se puede romperâ€. Y por último, y para acabar de desanimarles a que voten sí a la propuesta española, desde PT se señala que si se aprueba la venta, los inversores institucionales no van a tener ninguna seguridad de recibir un dividendo generoso, ya que los dineros de la venta se podrán dedicar a cualquier cosa.
Por su parte, Telefónica, según asegura la propia PT, dice lo contrario. El mensaje de la española se orienta, por tanto, a convencer a los accionistas de PT de que si no aceptan esta oferta, el futuro puede ser mucho peor. De hecho, si se liquida o disuelve Brasilcel –en contra de lo que sostienen los abogados holandeses de la portuguesa- los accionistas de PT pueden no ver ni un euro, ya que la española podría orientar su oferta a persuadir al resto de los accionistas de Vivo para hacerse con una mayoría de control al margen del paquete de PT.
Junta decisiva
Lo que está cada vez más claro es que el futuro inmediato de esta guerra pasa por la batalla decisiva de la junta general de PT prevista para el 30 de junio. Y el desenlace de esa asamblea dependerá, sobre todo –aunque tambiíén pesarán otros factores, como el de si Telefónica podrá votar en ella- de la credibilidad y capacidad de convencimiento que tengan la española y la portuguesa ante la comunidad internacional de inversores. Se trata de creer a PT y su argumento de que se puede seguir tirando de la cuerda porque habrá más dinero para todos, o fiarse de los mensajes que proceden de la española: si se tira mucho, la cuerda acabará por romperse y no habrá dinero para nadie.