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Autor Tema: El voraz e insaciable apetito de los especuladores  (Leído 382 veces)

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El voraz e insaciable apetito de los especuladores
« en: Junio 11, 2010, 10:48:54 am »
Pese a la importancia crucial que tienen en el dí­a a dí­a y en la evolución de la actividad económica, pocos saben aún quíé son los credit default swap (CDS), o derivados de incumplimiento crediticio, un mercado no regulado, de venta libre, alejado del público y a merced de los especuladores.

Este es el principal campo de batalla que enfrenta a los especuladores de alto riesgo con los polí­ticos de la zona euro, y que tiene a la moneda única europea pendiente de un hilo. Los violentos cambios en los mercados de CDS tienen un profundo impacto en los bonos de deuda soberana, en los productos básicos, en el mercado de divisas y en el mercado de valores.

Como está explicado en el artí­culo sobre los derivados de incumplimiento crediticio, estos instrumentos existen desde 1990, pero su volumen de comercio comenzó a aumentar fuertemente el año 2003. Hasta ese año, los CDS manejaban cifras muy pequeñas. Desde el año 2003 tuvieron un rápido ascenso que los llevó a 62 billones de dólares en diciembre de 2007. Con el estallido de la burbuja comenzó su fuerte contracción que los redujo a 38 billones de dólares a fines de 2008. Muchas de estas operaciones fueron eliminadas brutalmente al dí­a siguiente de la quiebra de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, dí­a en que el mundo cambió para siempre. Esa destrucción de 24 billones de dólares (casi el 50% del PIB mundial) es la principal causa de la contracción del críédito, de la fuerte volatilidad de las bolsas, y del pánico en los mercados financieros.
A 21 meses de ese fatí­dico dí­a que marca un antes y un despuíés en la historia contemporánea, la oscuridad de los mercados de CDS sigue en el centro de la crisis financiera, esta vez, planteando la posibilidad del impago de deuda soberana de los paí­ses. Los inversionistas en CDS fueron los primeros en decretar que el gobierno de Grecia era tíécnicamente insolvente, y que no podrí­a reembolsar sus € 300 mil millones de deuda pendiente. Aunque el pánico tiene motivos referenciales (el tamaño de la deuda de Grecia es similar al tamaño de la deuda de Lehman en el momento de su quiebra) está claro que los especuladores quieren cobrar su premio, que recibirán apenas alguno de estos paí­ses diga que entra en “cesación de pagos”.

La naturaleza del comercio de CDS no requiere la divulgación de sus transacciones a ninguna agencia gubernamental. Por ello los especuladores en CDS pueden operar a sus anchas y presionar a las compañí­as o paí­ses a la bancarrota. Esta presión es la culpable de gran parte del desmedro de las economí­as europeas, que han sido arrastradas a la zozobra en medio del tumulto especulativo.

La gráfica da cuenta del alza imparable en la prima para los rendimientos de los bonos soberanos de Grecia, España, Italia y Portugal, en comparación al rendimiento de los bonos alemanes. Esa alza fue frenada con la intervención masiva y simultánea del FMI, la UE y el BCE el pasado 10 de mayo, con un impacto que logró aquietar el apetito insaciable de los especuladores. Sin embargo, y como muestra la gráfica, aquello no fue más que unos huesos lanzados a unos perros hambrientos.

El diferencial de bonos soberanos ha comenzado a aumentar peligrosamente y para Grecia se sitúa a 554 puntos básicos (lo que indica que el costo de cada príéstamo para Grecia es 5,54% mayor que para Alemania), en una vertiginosa carrera al alza que complica aún más al gobierno heleno. Para Irlanda llega a 258 puntos, para Portugal 265 y para España 211. Pero sigue aumentando. Y en el caso de Italia y España ha aumentado más rápido en relación a sus niveles previos al 10 de mayo. Esto no tiene nada bueno y deberá estar atento: los perros hambrientos vienen por más.