El Banco Central Europeo, que es muy reticente a inundar el mercado de liquidez o a adquirir deuda soberana, ha tenido que claudicar. Desde finales de la pasada semana las entidades financieras extranjeras habían cerrado los príéstamos a las nacionales y preferían depositar su dinero en el propio BCE, a un ridículo interíés del 0,25%, que obtener mayor remuneración en el interbancario y prestarlo a los bancos españoles.
La desconfianza en la economía española, el riesgo país, se fue extendido hacia nuestras empresas y por mucho que diferentes organismos monetarios hayan dado el visto bueno a las medidas adoptadas por el Ejecutivo nacional, e incluso hayan alabado el control del Banco de España, el recelo iba en aumento y el colapso financiero de nuestras entidades estaba en ciernes.
Un escenario que ha provocado que el euribor repunte y que nuestra bolsa haya recibido un castigo descomunal. El miíércoles el Ibex 35 se situaba a niveles que no se veían desde abril de 2009 y mostraba una píérdida anual del 27%, el peor índice europeo despuíés del griego. Sin embargo, no sólo sufrían nuestras bancos y nuestras empresas más endeudadas, sino toda la banca europea.
Tal vez, al cerrarle el críédito a nuestra banca no habían reparado en que su elevada exposición en nuestro país les podía pasar una cara factura. Es decir que si la economía española quebrase se tambalearía todo el sistema financiero europeo y se pondría en juego la existencia de la moneda única.
Ante este panorama, el BCE se ha visto obligado a volver a abrir el grifo del dinero hasta finales de año y a proporcionar a la banca comercial toda la liquidez que necesite a travíés de tres nuevas subastas y para plazos de tres meses. La reacción de los mercados fue visceral. Si, por una parte, en el mercado de divisas el euro recuperaba los 1,21 dólares; por otra, la prima de riesgo país descendía hasta los 190 puntos y, por supuesto, las cotizaciones de la banca nacional se disparaban al alza.
De nuevo la tensión ha cedido y en el caso de la bolsa española, el Ibex 35 ha recuperado su añorado soporte de los 9.500 puntos. Pero no hay que engañarse, seis meses pasan pronto y en tanto la economía española no díé muestras de recuperación se mirará a a nuestras empresas con recelo.