El consejo de administración de Banco Sabadell decidirá el próximo 25 de junio si se fusiona y cómo con Banco Guipuzcoano. Para ese día dispondrá del informe que ha encargado a JP Morgan para analizar la ecuación de canje y las posibles sinergias de las dos entidades españolas. Por su parte, el banco vasco ha encargado el análisis de la operación a Lazard.
El equipo de JP Morgan, que en España está dirigido por Enrique Casanueva, ya trabaja a marchas forzadas para llegar al viernes de la próxima semana con los números hechos. Eso es lo que le ha pedido Josíé Oliú, presidente de Sabadell, al banco estadounidense, para convencer al consejo de administración de las ventajas de esta integración. La transacción ha llamado la atención de los expertos financieros, puesto que no resuelve el principal problema que tiene el banco catalán, su elevada exposición a la economía española.
A priori, tampoco le permitiría un gran ahorro de costes, ya que Sabadell tiene una amplia presencia en la cornisa cantábrica, tras la adquisición en 2002 de Banco Herreno. Además, la entidad participada por Isak Andi, presidente de Mango, Josíé Manuel Lara, presidente de Planeta, Híéctor Colonquíés, primer accionista de Porcelanosa, y Joaquín Folch-Rusiñol (Industrias Titán), tiene una ratio de eficiencia del 41%, una de las mejores del sector.
Lo que si le vendría muy bien a Sabadell es la aportación del balance de Guipuzcoano, que goza de un gran coeficiente de solvencia. De hecho, tiene un core capital por encima del 12,5%, mientras que la entidad dirigida por Oliú tiene un 7,70%. En cuanto a morosidad, ambos están por debajo de la media, situada en el 5,4%, aunque la del banco vasco roza ya el 5%.
La contratación de JP Morgan llama la atención porque es uno de los bancos de inversión internacionales que peor visión tiene sobre la banca española. Ayer mismo publicó un informe en el que aseguró que el cierre de los mercados de deuda para bancos y cajas españoles no es algo temporal, sino que puede tener unas consecuencias mucho más graves. En su opinión, el sector financiero español puede que no sea capaz de refinanciar sus vencimientos de deuda de este año, que cifra en 64.000 millones, lo que le obligará a una contracción del críédito mucho más dura de la que hemos visto hasta ahora.
Asimismo, envió una nota a sus clientes en la que rebajó de forma drástica el precio objetivo a toda la banca mediana española, con la excepción de Sabadell. A Bankinter se lo recortó desde los 5,8 hasta los 3,7 euros: a Banesto, de 9,5 a 7,6; a Popular, de 6,3 a 5,3; y a Pastor, de 4,1 a 3,2 euros por acción. Su analista del sector bancario consideró en su último informe que Sabadell debe de valer 3,63 euros, justo a los precios a los que cotiza ahora. El pasado año, le llegó a rebajar su valoración hasta los 2,06 euros.
Una visión, la de JP Morgan, que coincide en parte con la del consejero delegado de Sabadell, Jaime Guardiola, quien aseguró esta semana que "durante unos años el críédito estará contenido", En una jornadas organizadas por El País, Guardiola recordó que España es un "país muy endeudado", puesto que la deuda supone el 256% del PIB (el 56% corresponde al sector público; el 86%, a las familias, y el 115%, a las empresas), sólo por detrás de Estados Unidos, Japón y Reino Unido. Sólo el 60% de la deuda, además, está financiada por el ahorro interior. El consejero delegado de Banc Sabadell opina que este apalancamiento arrastra a España a una "recuperación lenta" de la concesión de críéditos