Los trabajadores de la mayor fábrica de la firma de automoción Toyota en China reanudaron hoy su actividad despuíés de tres días de huelga, la última de una serie de inusuales reivindicaciones por parte de obreros chinos que han afectado tambiíén a otras multinacionales como Honda.
Según informa hoy la agencia estatal de noticias Xinhua, los obreros de la planta de la municipalidad de Tianjin, en el noreste del país y cercana a Pekín, pusieron fin a tres días de huelga para exigir mejoras salariales.
Portavoces de la empresa nipona señalaron que han ofrecido a los trabajadores beneficios adicionales, pero no un aumento de salarios.
Las huelgas en las plantas chinas de fabricantes de automóviles como Toyota y Honda, así como una oleada de suicidios en las fábricas de la taiwanesa Foxconn (fabricante del iPad y iPhone) en protesta por las condiciones laborales, ponen de manifiesto el descontento de los 130 millones de inmigrantes rurales chinos.
Esta masa obrera ha sido la base del crecimiento económico chino en las últimas tres díécadas gracias a los bajos costes de su mano de obra.
Su descontento pone en peligro la estabilidad económica y social de China, motivo por el que el sábado el ministro de Comercio, Chen Deming, se apresuró a calificar estas huelgas de "fenómenos aislados" y negó que las multinacionales vayan a deslocalizar su producción a otros países más baratos en la región asiática.
En la planta de Honda, situada en la provincia sureña de Cantón, los obreros regresaron ayer a sus puestos tras conseguir una subida salarial despuíés de una semana de huelgas.
A pesar de las palabras del ministro Chen, la tendencia huelguística afectó tambiíén el viernes a la planta de la cervecera danesa Carlsberg en Chongqing, donde los obreros chinos protagonizaron un día de huelga.
En cuanto a Foxconn, los propietarios de la firma decidieron subir los salarios de sus empleados chinos despuíés de que diez de ellos se suicidaran en las últimas semanas y otros tres lo intentaran.
El presidente chino, Hu Jintao, insiste en que la prioridad de su gobierno es la "armonía social", pero lo cierto es que las protestas masivas en China han aumentado en los últimos años hasta alcanzar las 200.000 al año, y por primera vez están afectando la producción de las empresas extranjeras en el país asiático.
