El diferencial entre el bono español y el bund alemán se calienta a falta de dos días de una nueva emisión del Tesoro. Este martes se mueve por encima de los 200 puntos básicos, lo que pone de manifiesto que los inversores están nerviosos.
Igual que ocurría con Grecia a principios de año, el mercado trata de analizar los detalles de la necesidad de financiación del Gobierno español en el corto plazo, ya que el largo plazo se encuentra fuera del punto de mira y depende de las perspectivas económicas y la eficacia de las medidas fiscales.
En este sentido, el ejecutivo de Josíé Luis Rodríguez Zapatero se enfrenta, por un lado, al díéficit de caja –que tradicionalmente en los meses de junio y julio es más elevado- y, por otro, al vencimiento de deuda. Y que los mercados estíén evaluando su capacidad en sí es una mala noticia ya que pone de manifiesto la desconfianza que existe de que sea capaz de salir airoso de ello.
El problema es que con los datos sobre la mesa el panorama que se presenta da, cuando menos, lugar a las dudas.
En primer lugar, el Estado obtuvo 8.300 millones de euros en el mes de junio tras restarle a los 16.500 millones emitidos, 8.200 millones en amortizaciones de deuda.
Además, Goldman Sachs en su último informe sobre la posición de liquidez de España, estima que el díéficit de caja en el mes de junio será de 17.500 millones de euros y de 13.500 millones de euros en julio que, aunque ligeramente por debajo del registrado el año pasado (17.700 millones y 14.100 millones respectivamente) continúa siendo elevado.
En segundo lugar, el panorama en julio se presenta más complicado. Y es que se espera que el Gobierno obtenga 16.500 millones de euros mediante las dos emisiones de deuda programadas este mes. No obstante, coincide con el vencimiento de 24.700 millones de bonos con lo que el resultado será negativo (-8.200 millones de euros).
Teniendo en cuenta que a finales del mes de mayo el Tesoro contaba con una caja de 18.300 millones de euros, las reservas en efectivo a cierre de junio se quedarían en 9.100 millones de euros y que en julio el Gobierno necesita 21.700 millones, 12.600 millones se quedan en el candelero.
Finalmente, cabe destacar que los mercados estarán pendientes de la marcha de la emisión el próximo jueves. Cada vez le es más difícil al Tesoro colocar deuda y el coste es elevado. De hecho, la semana pasada la adjudicación de 2.882 millones de euros en letras a seis meses se pagó un 25% más cara que en la subasta anterior