A pesar de las convenciones internacionales que prohíben la exportación de residuos peligrosos a países en desarrollo, enormes cantidades de viejos equipos electrónicos de Europa acaban llegando cada semana a Ghana.
Sólo el puerto más importante de Ghana, Tema, recibe cada mes alrededor de 600 contenedores de 40 pies repletos de equipos electrónicos obsoletos procedentes de todas partes del mundo, si bien en su mayoría suelen ser viejos ordenadores, televisores y refrigeradores procedentes especialmente de Europa. Y este tráfico de residuos o subproductos de residuos que llegan a Ghana va en aumento.
De acuerdo con las organizaciones DanWatch y Greenpeace, sólo una cuarta parte de los productos electrónicos son susceptibles de ser reutilizados y terminan en los almacenes de tiendas de segunda mano de la región. El resto, por importe de al menos 450 contenedores cada mes, son simplemente residuos y acaban sus días en el mayor vertedero de Ghana, Agbogbloshie.
Aquí, los artículos electrónicos se convierten en un gran problema medioambiental, debido a sus componentes a menudo peligrosos. En Europa o Amíérica del Norte, su eliminación sería costosa debido a la necesidad de tratar estos componentes peligrosos de una manera responsable. Pero resulta más barato enviar los residuos a ífrica, encubiertos como artículos de segunda mano.
La Convención de Basilea de Naciones Unidas regula claramente el comercio de los productos de desecho. Según este acuerdo internacional, residuos y artículos peligrosos, incluidos los electrónicos, no pueden ser exportados a países en vías de desarrollo. La razón es que los países en desarrollo, en general, no cuentan con las infraestructuras necesarias para llevar a cabo el tratamiento de los desechos de una manera correcta con el medio ambiente - y si lo tienen, sería tan cara como en el país de origen del desecho -.
La cínica exportación de productos de desecho quedó recientemente demostrada por la empresa holandesa Trafigura, a travíés de su exportación de productos tóxicos a Costa de Marfil, país vecino de Ghana, costando muchas vidas.
En Ghana, donde la normativa es algo más estricta que en Costa de Marfil, la actual "exitosa importación" de artículos es de residuos electrónicos. A muy bajo costo, los productos de desecho se reciben en Tema, donde comerciantes de segunda mano seleccionan las mejores piezas. El resto se envía al vertedero de Agbogbloshie por una pequeña tasa.
Pero en el vertedero de residuos de Agbogbloshie, los artículos en parte peligrosos no son tratados como deberían. La mayoría de los productos se almacenan a varios metros de altura o son quemados al aire libre. En ambos casos, los residuos tóxicos medioambientales se derraman esparcen por el terreno y por el aire. Según una declaración de DanWatch remitida a afrol News, "una cortina de humo perjudicial para la salud tiñe de negro el cielo de Agbogbloshie".
DanWatch, una organización danesa dedicada a vigilar la íética del comercio daníés, ha podido documentar que incluso los desechos electrónicos de municipios daneses con una alta conciencia medioambiental acaban en Agbogbloshie. La cuestión planteada por DanWatch es "por quíé".
La mayoría de las instituciones, empresas y consumidores en Europa y Amíérica del Norte son conscientes de su responsabilidad a la hora de tratar sus residuos de manera correcta con el medio ambiente y quieren actuar de forma correcta. Especialmente los equipos electrónicos son recogidos por empresas de recirculación o por ONG, algunas prometiendo una segunda vida de estos equipos en ífrica.
Pero a menudo, sólo las peores piezas encuentran su camino a ífrica. Y como se muestra en la investigación sobre Ghana, la mayoría termina en el vertedero local, perjudicando el medio ambiente a expensas de las futuras generaciones en Ghana.