Por... María Clara Ospina H.
Nada más desesperante que el vicio en que se han convertido los mensajes de texto. No se puede hablar con un joven o un ejecutivo sin que, en algún momento, saque su telíéfono para leer y enviar mensajes. Esto pasa a toda hora y en todo lugar. Dicen los expertos que los adolescentes envían y reciben cientos de mensajes en 24 horas. La mayoría de ellos en la noche o entrada la madrugada, sin que los adultos se den cuenta.
Los más afectados por esta nueva manía son los jóvenes y los niños. Viven cansados, en vez de dormir están "conectados"; naturalmente, se quedan dormidos en clase y su rendimiento es deficiente. Su dependencia con los telíéfonos celulares, mensajes de texto, "ipods" y computadores, ha remplazado sus relaciones con familia y amigos. A las horas de compartir actividades en familia, tan importantes para el intercambio de ideas, desarrollo de la personalidad y vínculos interfamiliares, estos "genios" electrónicos solo piensan en "escapar" para ir a encerrarse en algún lugar a mandar mensajes, oír rock, o jugar con algún adminículo electrónico.
Esto ha cambiado completamente la forma de comunicarse de los jóvenes. Los ha vuelto huraños, hasta antisociales. No saben ni quieren conversar. Viven estresados porque tienen que enviar y contestar mensajes a toda velocidad, todo el tiempo, aun mientras hacen otras cosas. Miran televisión y mandan mensajes, van al baño y lo mismo, comen y aun, los que ya tienen edad de conducir, envían mensajes mientras manejan. Si uno los interrumpe se ofuscan y comienza la malacara y "la actitud", "¡quíé hartera hablar con esta cucha!" y, apenas pueden, se enchufan otra vez a mandar mensajes, sus dedos se vuelven robots que teclean a unas velocidades sorprendentes. Entonces su concentración es máxima, nadie, ni nada más existe.
Los adolescentes están cada día más apartados del mundo real y más conectados a un mundo fantástico e irreal. El lenguaje escrito que utilizan es mínimo, creado por ellos mismos. Expresan sus ideas con cortas siglas, todo un vocabulario nuevo. El que no "chatea" o no maneja el texting con agilidad, "no está en nada" y no tiene amigos. Mi pregunta es, ¿son estos cientos o miles de amigos de las redes virtuales, los "chateos" y los textings, amigos de verdad?
¿Quíé tanto puede dañar esto a las nuevas generaciones? Las opiniones de los educadores y sicólogos están divididas. Algunos piensan que los jóvenes "conectados" se acercan más a sus compañeros en un mundo donde las distancias reales dificultan las relaciones; otros, al contrario, opinan que esto los hace incapaces de comunicarse en persona, interactuar y que acabará con el compañerismo y el civismo.