Por... María Clara Ospina H.
En mi reciente paso por Madrid conversíé con taxistas, porteros, camareros, en fin, con aquellos a los que uno trata cuando es turista. Todos, sin excepción, me hablaron sobre la crisis por la que atraviesa el país; con palabras como "¡esto es una mierda!", frase que se ha convertido en el tema de los españoles. Y ¿cómo no? Si el desempleo es rampante, en el momento las personas en "paro" son cerca del 20%. Aproximadamente 9 millones de españoles están viviendo en la pobreza. Según el informe de Caritas, 22,7% tiene ingresos anuales de menos de 6.000 euros. Vi con tristeza a hombres vestidos como ejecutivos durmiendo en bancos del parque, o pidiendo limosna. La pobreza se nota, al igual que el miedo a que esta aumente.
Lo peor es que el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero parece incapaz de conjurar la crisis. Su compromiso con los sindicatos obreros, los cuales se niegan a negociar posibles soluciones, lo tiene maniatado. Los sindicatos no aceptan reducción de sueldos, aumento de la edad de jubilación, ni aumento del IVA, ni otras posibles soluciones para ayudar a exorcizar la crisis económica.
Hay amenazas diarias de huelga general y, de hecho, muchos sindicatos andan en operación tortuga. Ese es el caso de los empleados de los aeropuertos, quienes no quieren que su edad de jubilación anticipada aumente de 52 años a 57. Esta fue la razón por la cual mis maletas y las de varios miles de personas que viajamos por España en estos días, se demoraron en llegarnos varios días, "¡joder, esto es una M?!". Porque, eso sí, para aprender un vocabulario "colorido" este es el lugar indicado. Hoy, en España, todos andan de mal genio y así se expresan.
Ni siquiera el triunfo en el Mundial subió la moral de los españoles. Me Impresionaron los titulares de algunos diarios en Barcelona que acusaban a los jugadores catalanes de traidores por haber gritado "¡Viva España!" durante la aceptación de la Copa en Johannesburgo. En una encuesta realizada por la emisora catalana RACI más del 70% de los encuestados hubieran preferido que España perdiera en la final del Mundial. El deseo separatista de algunas regiones, que parece crecer por momentos, es de llorar.
La utilización del castellano por los miembros de algunas comunidades que desean mayor autonomía o, su separación, es tan mal visto por los extremistas, que han exigido en el parlamento la utilización de equipos de traducción simultánea, como si no entendieran, ni hablaran el castellano. ¡Vaya idiotez!
De seguir así España unida será en poco tiempo solo un recuerdo. Así son las crisis, hacen que aflore lo peor o lo mejor de un pueblo. Ya veremos quíé camino toman los españoles.