Mientras la quiebra del banco de inversión neoyorquino Lehman Brothers arrastraba a las mayores entidades financieras del mundo a situaciones insostenibles, a escasos kilómetros de distancia, en el barrio de Queens, los clientes de la entidad de origen bengalí Grameen Bank devolvían sus críéditos con un ratio de morosidad de tan sólo el 0,7%.
Muhammad Yunus, conocido como el 'banquero de los pobres', recibió el Premio Nobel en 2006
Muhammad Yunus, conocido como el 'banquero de los pobres', recibió el Premio Nobel en 2006
Esta realidad fue, para el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus (Chittagong, Bangladesh, 1940), la prueba definitiva de que “hay algo en el sistema que está funcionando horriblemente malâ€. Por eso, ha readaptado el discurso económico que ha propugnado durante díécadas para tratar de impulsar un cambio económico en el momento de crisis actual.
Muhammad Yunus es el tercero de 14 hermanos, cinco de los cuales murieron durante su infancia. Estudió en la universidad bengalí de Dhaka y logró una beca Fulbright para cursar Economía en la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos). En 1972, se convirtió en el responsable del departamento de Economía de la Universidad de Chittagong y fue entonces cuando empezó a concebir la idea de crear un banco diferente, que en vez de prestar dinero a personas con ingresos estables y, en apariencia, plenas capacidades de devolución de estos críéditos, lo concediera a gente pobre. “Me sentía frustrado porque veía cómo teorías económicas brillantes no funcionaban en mi país y la gente moría, no por epidemias, sino simplemente por hambreâ€, relata.
Balance
Su primera experiencia como banquero fue un príéstamo de 27 dólares (21 euros) a 42 personas. “Me preguntíé: si la gente puede considerar que soy un ángel con tan sólo 27 dólares, ¿quíé no podría hacer con 27 más?â€. Con este planteamiento creó Grameen Bank a finales de los setenta. Hoy, esta entidad presta dinero a ocho millones de personas, el 97% de las cuales son mujeres y el 98% de los microcríéditos que ha concedido desde sus inicios se han devuelto. “Grameen es la prueba de que puede haber un cambio en el sistema, hemos demostrado que funcionaâ€, afirma ilusionado el economista, que recibió el Premio Nobel en 2006.
Receta anticrisis
Yunus no duda en asegurar que “la crisis financiera es una gran oportunidad para rediseñar el sistemaâ€. Su apuesta pasa por dos grandes pilares. El primero consiste en crear una economía que incluya tambiíén a los más pobres. “El sector financiero actual está pensado para los más ricos, y esto deja fuera a la gran mayoría del planeta; los pobres tambiíén son capaces de devolver sus críéditosâ€. La segunda prioridad de Yunus pasa por crear un nuevo tipo de empresa, que no sólo priorice el beneficio económico, sino el bien social. “La teoría empresarial actual sólo establece una prioridad, hacer dinero, pero el ser humano tiene múltiples dimensiones, y hacer cosas desinteresadas tambiíén es una de sus necesidadesâ€.
En este sentido, el premio Nobel explica que es imprescindible que el modelo empresarial actual conviva con otro de carácter social. Uno de sus proyectos en este ámbito es la creación de un puerto en Bangladesh gestionado por una empresa propiedad de mujeres pobres del país.
Pese a su visión social de las empresas, Yunus adopta una fuerte postura liberal cuando se trata de separar al sector privado de los gobiernos. “Cuando una empresa o una entidad financiera tiene un problema, no puede dirigirse al gobierno; si debe caer, que caigaâ€, asegura el presidente de Grameen Bank. El economista no critica la labor de los gobiernos, sino la existencia de un sistema que permite a las empresas amasar grandes beneficios en tiempos de bonanza y acudir a las administraciones cuando tenga dificultades.
“Si quieres protegerte de eventuales crisis, tienes que hacerlo desde la vertiente empresarial, con herramientas de mercado para contribuir a tu propia seguridadâ€. Argumenta que “los gobiernos se han visto atrapados en esta situación, no han tenido opción de actuar de otra manera, porque si los bancos quiebran cae toda la economía y, naturalmente, se culparía al gobiernoâ€. Lo que está claro, según Yunus, es que “no se puede ganar siempre, tanto en buenos, como en malos momentos, y si una empresa pide ayuda al Estado cuando está en apuros, debe contribuir con más recursos a las arcas del gobierno en íépocas de bonanzaâ€.
Para regular esta situación, propone crear un organismo internacional alternativo a las Naciones Unidas. “Era necesario constituir una alianza como la ONU, en la que cada país estuviera representado de forma equitativa, con un único asiento, pero es una organización díébil; no puede forzar a los países a actuarâ€, cuenta el ideólogo de los microcríéditos. “Además, la ONU representa a los gobiernos de los países, que están encabezados por burócratas cuyo trabajo es hablar, no actuarâ€. Considera que los ciudadanos son “más prácticos, más dinámicos, mientras que los gobiernos son más lentos por naturalezaâ€.
Yunus explica que la filosofía de Grameen Bank es hacer todo lo que hace la banca tradicional, pero al revíés. En este sentido, se dirige a gente pobre y, en concreto, a mujeres. “La pobreza existe porque algo falla en la forma en que hemos creado la sociedad†dice el Premio Nobel, quien alude a la comparación entre un árbol convencional y un bonsai: “Los dos son iguales, pero uno ha crecido en unas condiciones restrictivas que le impiden desarrollarseâ€.
Grameen Bank instaló su primera oficina bancaria en Nueva York en 2008 y prepara nuevas aperturas en la ciudad
Grameen Bank instaló su primera oficina bancaria en Nueva York en 2008 y prepara nuevas aperturas en la ciudad
Para todos
Todos los niños de familias que han pedido microcríéditos a Grameen Bank van a la escuela, y la entidad ha concedido príéstamos para educación superior a 44.988 estudiantes. En su programa de ayudas para mendigos, Yunus propone que mientras íéstos van de puerta en puerta pidiendo dinero, aprovechen para tratar de vender cosas. Hasta 100.000 personas participan en esta actividad y el presidente de la entidad asegura que 18.000 mendigos han logrado dejar de pedir e iniciar una carrera profesional como vendedores.
El economista tambiíén se ha embarcado en diversos proyectos de responsabilidad social corporativa con multinacionales como Danone, Basf, Veolia y Adidas. Con la multinacional francesa del sector de la alimentación, colabora en una iniciativa para producir en Bangladesh un yogur de bajo coste y rico en nutrientes con el objetivo de alimentar a una población en la que el 50% de los niños sufre problemas de malnutrición. El proyecto consiste en la construcción de cincuenta plantas de producción de este tipo de yogur para abastecer a todo el país.
La química alemana Basf ha fabricado una mosquitera impregnada con un compuesto específico para alejar a los insectos que transmiten la malaria y el dengue. Grameen Bank ha colaborado con Adidas en la fabricación de calzado barato, imprescindible, según Yunus, para prevenir enfermedades que se contraen por los riesgos de caminar con los pies descalzos.
El estallido de la crisis financiera ha llevado a Grameen Bank a cruzar fronteras y a establecerse en enclaves que van desde China a Zimbabwe o Nueva York. Se instaló en la ciudad estadounidense en 2008 en Queens y ha abierto una segunda oficina en Brooklyn. “Si se cumplen las previsiones, este año nos instalaremos tambiíén en Harlem y en otras ciudades del país, como Washington y San Franciscoâ€, relata Muhammad Yunus. El economista cuenta que la experiencia estadounidense sirve para demostrar que su modelo bancario funciona en cualquier país del mundo.
“España no es una excepciónâ€, dice, aunque Grameen Bank no tenga presencia en el país. Desde julio de 2009, la entidad especializada en microcríéditos desembolsó 1.266 millones de dólares (992,4 millones de euros) y prevíé repartir 1.403 millones en el conjunto de 2010. “La crisis ha hecho que los microcríéditos sean cada vez más importantes en economías desarrolladas; incluso los bancos y cajas más tradicionales se han sumado a la prestación de este tipo de serviciosâ€, reconoce Muhammad Yunus.
Derecho al críédito
La constitución formal de Grameen Bank tuvo lugar en Bangladesh en 1983. El economista y profesor universitario Muhammad Yunus llevaba, por aquel entonces, casi una díécada concediendo de forma informal microcríéditos a mujeres y pobres de este país asiático, impulsado por la creencia de que “el críédito es un derecho humano fundamentalâ€. La propuesta de Grameen Bank desafiaba la teoría bancaria del momento y fue necesaria una reforma de la legislación del país para que la entidad pudiera operar. El Gobierno bengalí tiene una participación minoritaria en el banco de microcríéditos.
El modelo implantado por Grameen Banks en Bangladesh y que está exportando ahora a los cinco continentes se basa en realizar príéstamos a grupos de cinco personas. Si uno de ellos es incapaz de devolver el críédito, todo el grupo perderá la posibilidad de obtener nuevos fondos. Esto incentiva la responsabilidad de cada uno de los miembros y ha llevado a la entidad a tener índices de retorno de más del 95% desde su creación, pese a prestar dinero a personas que no pasarían los requesitos impuestos por las entidades bancarias tradicionales. Muhammad Yunus ha acudido a España para participar en el Foro Impulsa, organizado por la Fundación Príncipe de Girona, y en unas jornadas de la escuela de negocios IESE en Barcelona.
Del gobierno único a una sola moneda para los 5 continentes
El mundo ideal de Muhammad Yunus está concebido con principios igualitarios que, en ocasiones, rozan la utopía. Una de sus prioridades es la creación de un gobierno global con una capacidad real para hacer que todos los países tengan una calidad de vida similar. Habrá una única moneda y el sol, el agua y el viento serán las principales fuentes energíéticas. Según Yunus, el mundo ideal tampoco tendría pasaportes, y las telecomunicaciones básicas serían gratuitas para todos los usuarios, así como los medicamentos.
“Cada persona tendría derecho a leer y escuchar cualquier contenido en su idioma, y la tecnología permitiría la comunicación entre personas pese a que hablaran en distintas lenguas, explica el economista, que tambiíén plantea la necesidad de que “gente de nacionalidades y raíces distintas tengan la oportunidad de participar de igual forma en las grandes aventuras del ser humano y expandir los horizontes de su conocimientoâ€.
Por supuesto, en el universo ideal del premio Nobel de la Paz de 2006, no puede faltar la ausencia de guerras y conflictos violentos y, entre sus deseos, tambiíén se encuentra el desarrollo de la capacidad para predecir terremotos, ciclones y tsunamis. Como banquero, considera que, en el ámbito económico, es importante que la información de todas las cuentas bancarias en cualquier parte del planeta sean públicas y “el desequilibrio entre los ingresos de personas distintas será irrelevante porque cada uno tendrá lo que necesiteâ€, concluye el economista en una alusión a un modelo económico con toques próximos a los principios comunistas.