Cuando el mercado inmobiliario estadounidense enferma, la economía mundial comienza a estornudar. Es justo lo que sucede en estos momentos, en los que la situación del sector es crítica: que el crecimiento económico del país se ha echado a temblar. Al elevado desempleo y enorme deuda que ya de por sí soporta el país se ha unido la caída en la construcción residencial y en las ventas de viviendas. La debilidad del sector es tal, que aún no se percibe cuándo tocará fondo. Mientras, los precios de las viviendas, excesivamente elevados, continúan su escalada particular.
La puntilla la ha puesto esta semana la venta de casas de segunda mano, que se ha desplomado un 27,2%, experimentando la mayor caída de su historia o, mejor dicho, desde que la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (National Associacion of Realtors USA) comenzara a recopilar registros de ventas de viviendas usadas, en 1999. Por su parte, las ventas de casas unifamiliares –que representan el grueso de las operaciones- se encuentran en el nivel más bajo desde el mes de mayo de 1995. Y las de obra nueva tambiíén se encuentran en mínimos históricos.
Al hilo de esta cuestión, Bill Gross, uno de los fundadores de la firma de inversión global Pimco, afirma que los estadounidenses "ya saben que los precios de la vivienda no siempre suben. De hecho, podrían bajar entre un 30% y un 50% en pocos años". En una misiva, Gross señala que despuíés de haberse acostumbrado a un "mercado inmobiliario instigado por el tío Sam, este hábito no puede cambiarse así como así". La morosidad en críéditos hipotecarios en Estados Unidos tambiíén deja mucho que desear. La cifra aumentó un 10,06% en el primer trimestre del año, según la Asociación de Banqueros Hipotecarios (MBA).
Con todo, el mercado bursátil esta semana está a expensas, fundamentalmente, del sector inmobiliario. A los datos conocidos este martes se une la venta de nuevas viviendas, el precio medio de nuevas viviendas, el índice de precios de viviendas Oftheo y la ejecución de hipotecas de MBA, datos que se conocerán a lo largo de este miíércoles y que serán claves tanto para el comportamiento de los mercados, como para el de la economía estadounidense.
Los estímulos fiscales llegan a su fin
La retirada de los estímulos fiscales por parte del Gobierno federal –debido al excesivo díéficit público y al elevado endeudamiento- ha puesto la zancadilla al mercado inmobiliario y ha evitado cualquier intento de recuperación de íéste. Llegados a ese punto, los expertos, que ya pronosticaban que la venta de casas usadas alcanzaría el nivel más bajo desde marzo de 2009 debido a las restricciones por las ejecuciones hipotecarias, hablan de una segunda recesión.
Lawrence Yun, economista jefe de NAR, cree que es probable que este ritmo de ventas tan lento continúe unos meses másâ€. Sin embargo, deja un resquicio abierto a la esperanza y confía en que, dados los bajos tipos de interíés y unas condiciones de vivienda más asequibles, “podría darse una recuperación de las ventas siempre y cuando la economía genere nuevos puestos de trabajoâ€.
Pero el peligro no ha pasado, a pesar de los vanos intentos del presidente de EEUU, Barack Obama, de echar una mano al sector a travíés de ayudas que tienen como objetivo frenar las ejecuciones hipotecarias, que se encuentran en niveles ríécord. La última fue anunciada hace un par de semanas y consistía en un programa de asistencia y príéstamos a un máximo de 24 meses, destinado a los propietarios en riesgo de exclusión o desempleados.
Vick Golder Cox, presidente de NAR, se muestra más optimista: “existen grandes oportunidades en estos momentos para aquellos compradores que no fueron capaces de aprovechar el críédito fiscal. Los tipos de interíés están en mínimos históricos y los precios inmobiliarios se mantienen firmesâ€.
Síntomas de que algo va mal
Existen algunos síntomas que reflejan el colapso al que está abocado el mercado inmobiliario estadounidense, de los que se hace eco Idealista, que hace referencia al hundimiento de la demanda de hipotecas hasta niveles no vistos en los últimos 13 años y a las numerosas dificultades de acceso a la financiación.
El portal inmobiliario revela, además, que la deuda hipotecaria de las familias y los activos inmobiliarios de los bancos se encuentran en niveles ríécord. Tambiíén ha aumentado la cifra de estadounidenses que se declaran en bancarrota.
Asimismo, el abultado stock de vivienda que aún no tiene dueño ensombrece los planes de los promotores, lo que ha ocasionado que el índice de confianza se sitúe en mínimos. Mientras, la economía del país está ahogada por la deuda –en torno al 360% del PIB, el dato más elevado en la historia mundial-.
Otro factor determinante es la reorganización del sector hipotecario. Hay que tener en cuenta que la industria estadounidense se ha basado hasta ahora en dos pilares que ahora se tambalean: Fannie Mae y Freddie Mac, siguen con problemas financieros.
