Cuando oímos hablar de DIVX en lo primero que pensamos es en un códec que nos permite comprimir el vídeo, pero tiempo ha, DIVX era una compañía, sin relación con la otra, que distribuía DVDs autodestruibles, los cuales, pasado un tiempo, dejaban de funcionar.
La idea era permitir el alquiler sin necesidad de devolver posteriormente la película al videoclub. El problema, que ahora se intenta solucionar con el DVD-D, era que requería de reproductores especiales compatibles con este formato.
El DVD-D, en cambio, es compatible con cualquier reproductor de DVD estándar. Los discos vienen en un embalaje sellado y, tras un tiempo determinado, que habitualmente será de 48 horas, dejarán de funcionar, ya que disponen de una capa que se va degradando.
De momento lo están implantando en Alemania y otros países europeos, con un precio de 3.99 euros cada película. Lo que no me acaba de convencer de esta tecnología es que crea más residuos que los alquileres convencionales, aunque la empresa afirma que tanto el embalaje como el DVD son totalmente reciclables.
Aunque yo sigo convencido de que el futuro son las descargas digitales (cuando tengamos conexiones suficientes para hacerlo sin problemas), el DVD-D permite convertir cualquier tienda (una gasolinera, un supermercado,...) en un videoclub sin necesidad de la infraestructura necesaria para este. Si el precio fuera un poco más bajo o, al menos, ofrecieran películas en Blu-ray…