El segundo banco de inversiones de Nueva Zelanda, South Canterbury Finance (SCF), entró hoy en suspensión de pagos tras no poder hacer frente a una deuda de 1.600 millones de dólares neozelandeses (1.124 millones de dólares o 884 millones de euros).
La compañía comunicó al organismo regulador de la Bolsa de Valores de Wellington que no ha podido atraer a nuevos inversores para hacer frente a los pagos pendientes a una cartera de 35.000 clientes, principalmente pequeñas empresas y granjeros en la región sureña de South Canterbury.
De la deuda 600 millones de dólares neozelandeses (421 millones de dólares o 333 millones de euros) corresponden a activos "tóxicos", inversiones de gran rentabilidad y tambiíén alto riesgo.
El presidente ejecutivo de la entidad, Sandy Maier, indicó a los medios locales que ha hecho todo lo posible para reflotar la compañía, pero no ha podido atraer nuevo capital.
El fondo de garantía del Gobierno compensará a los inversores, incluidos los intereses, a pesar de la quiebra de la financiera.
Al menos 29 bancos de inversión han quebrado en Nueva Zelanda desde la crisis financiera internacional en 2008. SCF es la octava compañía financiera que acude al fondo de garantía del Gobierno para hacer frente a sus deudas.