Jaime Botín se fue de vacaciones con los deberes hechos. El misterio con el que anunció la afloración de un 8% del capital de Bankinter dejó, sin embargo, con la pelota en el tejado a su socio Credit Agricole. El banco francíés ni estuvo al corriente entonces ni ha recibido despuíés explicación alguna sobre ese movimiento, que permite a la sociedad de cartera de la otra rama de los Botín acumular hasta un 24% del banco naranja.
A pesar de que las relaciones entre ambos accionistas son correctas y fluidas, como aseguran desde cualquiera de las tres partes en juego, el salto cuantitativo y cualitativo que supuso el paso de Cartival del 16% al 24% dejó fuera en juego a Credit Agricole, primer accionista de Bankinter hasta finales de julio con un 23% del capital. Sin necesidad de desembolsar un euro, Jaime Botín desplazó a la entidad francesa como primer socio del banco.
Esta operación tan poco transparente, dada la escasa información pública remitida deliberadamente por Cartival, realizada en plena víspera del arranque de agosto, el viernes 30 de julio al cierre del mercado, y con explicaciones vagas sobre la procedencia de la participación, atribuida a varias fundaciones, sembró de dudas el mercado, que no ha dado todavía con la clave ni la explicación del movimiento de la otra saga Botín.
En cualquier caso, el mercado sí ha descartado una guerra de compras entre los dos primeros accionistas por disputarse la hegemonía. Nada que ver con los tiempos en que el pique entre Jaime Botín y Ram Bhavnani llevó al precio de las acciones por encima de los 13 euros. Desde el golpe de efecto realizado por Cartival, el valor de los títulos ha oscilado entre los 6,15 (máximo) y los 5,05 euros (mínimo) durante las últimas semanas.
Descartada una guerra de compras, algunos analistas especulan con la posibilidad de que Jaime Botín se haya adelantado a una eventual ampliación de capital de Bankinter, a la que Cartival no estaría dispuesto a acudir. De esta manera, con la afloración del nuevo porcentaje, su posición volvería a recortarse, pero obligaría a Credit Agricole a ir para recuperar la posición de primer accionista, a pesar de no sentarse en el consejo.
Esta versión no es compartida de manera unánime en el mercado. Tampoco desde el propio Bankinter, que ha reiterado en multitud de ocasiones, la última por boca de su consejero delegado, Jaime Echegoyen, que no tiene necesidad de llevar a cabo una ampliación de capital. La buena nota obtenida en los test de estríés, que le dejaban con un Tier 1 del 6,8%, casi un punto porcentual por encima del umbral exigido, es su último argumento.
Sin un puesto en el consejo
Sin embargo, desde alguna casa de análisis subrayan la encrucijada que podría suponer para Bankinter el hecho de realizar una ampliación de capital, por tener que conjugar esa decisión con el interíés de su histórico accionista de referencia, teniendo en cuenta la diferencia de capacidad financiera existente entre Jaime Botín y Credit Agricole. De momento, al banco naranja ha conseguido financiarse con 1.400 millones en lo que va de año.
Por lo que respecta a Credit Agricole, la entidad francesa se ha cansado de reiterar durante el último año que no tiene intención de aumentar su participación, saliendo al paso de rumores que apuntaban lo contrario. Otra cosa es que tenga respuesta para explicar la jugada de Cartival o para justificar su no presencia en el consejo de administración de Bankinter, para el que continúa vetado por el resto de socios por tratarse de un competidor.
Tres años despuíés de su llegada, despuíés de invertir más de 1.200 millones de euros por un activo que ahora vale aproximadamente la mitad, Credit Agricole no ha trascendido su posición de mero inversor financiero. La filosofía de su apuesta es el largo plazo, hasta que las directrices marcadas desde París no sean otras. Mientras tanto, la partida se juega a base de silencios y todos siguen guardando las formas.