La manufactura de bajo costo que ayudó a impulsar el ascenso económico de China se vuelve rápidamente obsoleta y en esta región, corazón industrial del país, las compañías comienzan a buscar formas de reinventar sus negocios.
El Grupo TAL, que opera en este pueblo costero inmensa fabrica de confección de ropa, se pasa de la manufactura a la administración electrónica de inventarios, ayudando a J.C. Penney a tener un control de existencias desde el piso de la fábrica en China hasta los aparadores de las tiendas en Estados Unidos.
Chicony, fabricante de una fuente de energía empleada en las Xbox de Microsoft, y abastecedor de teclados de computadora para Dell, se diversifica con la apertura de tiendas departamentales, hasta ahora con tres alrededor de China y otras siete más en planeación.
El íéxito de estos cambios está por verse, pero los economistas consideran que tales esfuerzos no sólo son necesarios, sino ya estaban demorados.
Las fábricas en esta región del delta del río Pearl sirven desde hace años como talleres de marcas globales, lo cual convirtió esta parte de China en la mayor zona exportadora del país. La ciudad de Dongguan, a unos 50 km de Hong Kong, produce juguetes, prendas de vestir, muebles y calzado deportivo, incluyendo cientos de millones de zapatillas para Nike y Adidas.
Empero, ante los crecientes costos de manufactura, y la necesidad de fortalecer el consumo interno para crear una clase media, los expertos señalan que la modernización de las industrias de la región podría ayudar a reducir la enorme brecha de ingresos del país y alentar un crecimiento económico más equilibrado y sustentable.
"Tengo la esperanza de que desaparezca la ventaja comparativa de China como productor de bajo costo, mientras más pronto, mejor", afirmó Fan Gang, profesor de economía de la Universidad de Pekín, quien añadió que China necesita actualizarse y emprender "la siguiente fase del desarrollo".
Los costos de manufactura han subido rápidamente en respuesta a la escasez de mano de obra y crecientes demandas salariales de los trabajadores, para compensar una escalada de los precios de los alimentos y la vivienda.
Hace meses se hicieron evidentes las presiones, cuando una serie de paros en el sur de China afectó a varias plantas automotrices japonesas y devino en jugosos aumentos de salarios.
En el horizonte está tambiíén la perspectiva de que la divisa china, el renminbi, se fortalezca ante otras monedas en los próximos años. Eso haría más caros los productos de exportación y socavaría aún más los de por sí magros márgenes de ganancia.
A fin de reducir costos, algunas fábricas se reubican en zonas rurales pobres, donde los salarios son hasta 30% más bajos que en las provincias costeras. Otras fábricas trasladan sus plantas a otros países.