Repsol y La Caixa planeaban controlar el 29,9% de Iberdrola sin pagar prima
M. LARRAí‘AGA
MADRID. El eje de la política de crecimiento de Iberdrola es que cualquier operación debe cumplir cuatro requisitos: no ser dilutiva del beneficio por acción, no ser dilutiva en el flujo de caja por acción, mejorar la solvencia financiera del grupo resultante y que la suma de uno más uno sea, como mínimo igual a dos.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha repetido hasta la saciedad estos principios en los últimos meses y la defensa de estos principios hizo inviable la fusión «a la catalana» planteada por La Caixa y Repsol. Fuentes cercanas al proceso de contactos subrayaron a ABC que «nunca hubo negociación propiamente dicha, pero los planteamientos de Repsol y La Caixa (accionistas de referencia de Gas Natural) apuntaban a una fusión entre iguales atendiendo sólo a la capitalización». Es decir, suponían una ecuación de canje de una acción de Iberdrola por cada tres de Gas Natural, atendiendo a la capitalización bursátil de ambas compañías.
Sin embargo, este planteamiento chocaba frontalmente con los criterios de Iberdrola aprobados por un 99% de los accionistas presentes en la junta.
«Para cumplir con lo aprobado por los accionistas de Iberdrola -subrayan las fuentes consultadas- la ecuación de canje debería haberse corregido en función de la caída del beneficio por acción, de la amortización del fondo de comercio y tener en cuenta las posibles desinversiones a realizar».
Estas fuentes aclararon que las conversaciones no llegaron en ningún momento a plantearse con suficiente profundidad como para abordar el organigrama. En consecuencia, nadie de Repsol ni de La Caixa llegó a plantear la aspiración de nombrar un consejero delegado en el futuro grupo.
«Lo que estaba sobre la mesa era que a travíés del canje de acciones Repsol y La Caixa se acercaran al 20% del capital de Iberdrola y que compraran el paquete de acciones de ACS en la elíéctrica para situarse como accionista de referencia con un 29,9%», indican las fuentes consultadas por ABC.
El diseño de la operación recuerda a los dos intentos anteriores de fusionar Gas Natural, primero con la propia Iberdrola y posteriormente con Endesa. La diferencia es que en esos intentos se planteó una opa a precios que el mercado consideró insuficientes y en esta ocasión se optó por iniciar contactos previamente, pero sin cambiar sustancialmente el planteamiento, al punto que algunas analistas del mercado indicaron que «el diseño de la operación parece hecho para que no salga adelante».
No obstante, la mayoría de los expertos añaden que «la operación podría resucitarse en un momento dado» ya que, en su opinión, Gas Natural e Iberdrola, con una ecuación de canje que incluya una prima adecuada para los accionistas de Iberdrola, sería una fusión viable cuyo resultado daría un grupo energíético de primer nivel a escala mundial.
Sin embargo, dudan que pueda retomarse en los próximos meses, más aún cuando el Gobierno se distanció ayer de la operación, negando estar involucrado en la misma.