Por... Carlos Andríés Píérez
El problema que tuvieron Barack Obama y Nancy Pelosi, líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, fue creer el cuento de haber recibido de los votantes una patente de corso para modificar el devenir político de su país a su antojo.
Hace dos años los estadounidenses hablaron claro con respecto de sacar a Bush del poder, pero esta semana quedó demostrado que su contundencia no era tal como para permitirle a Obama crecer el Estado, gastar recursos públicos a manos llenas y pasar reformas sin haberlas consensuado.
Este mismo error podrían cometerlo los republicanos que, creyendo que el martes fueron acogidos plenamente por la ciudadanía y se les dio poder para hacer y deshacer, se dejen imponer las políticas bastante conservadoras de los miembros del Tea Party. Marco Rubio, el nuevo senador considerado una reserva del partido del elefante, dijo en la celebración de su sobresaliente victoria que esta "es una segunda oportunidad para que los republicanos sean lo que dijeron que iban a ser no hace mucho tiempo". Paradójicamente Rubio es del movimiento de marras, pero ha comprendido la realidad de ir al centro derecha y no quedarse en los extremos.
El problema entonces para los demócratas y la ganancia para los republicanos no está en que los primeros perdieron las bases de su partido y los segundos consiguieron nuevos militantes; el cambio sustantivo en estos dos años desde la elección de Obama es que los demócratas no supieron capitalizar a los independientes, los jóvenes y las mujeres y los republicanos tuvieron la dicha pasajera de tenerlos de su lado ahora. ¿Pero quiíén garantiza que se vayan a quedar estáticos en la elección presidencial de 2012? Ya cambiaron de bando en sólo dos años y lo pueden volver a hacer sin problema en el mismo período de tiempo.
Mientras tanto, si algo tienen claro los republicanos con su mayoría en la Cámara, es que van a legislar con su ideología, no a dejarse seducir por el discurso demócrata en materia económica, que parece no gustar a la ciudadanía. Sin embargo, si abusan de esa confianza que les acaban de entregar los votantes y no dejan gobernar a Obama, podrían generar un bloqueo político que terminaría favoreciendo al Presidente.
Los conservadores en Estados Unidos tienen todo para conseguir mayoría en el Senado en la próxima elección y empezar a erosionar la estabilidad demócrata en la Casa Blanca. ¿Cometerán el mismo error de Obama y Pelosi?
P.S.: La Corte Suprema de Justicia y Juan Manuel Santos acaban de pasarse por la faja la Constitución de Colombia.
Los magistrados tenían que haber elegido fiscal de la terna que presentó el Presidente de la República que ejercía en el momento que había que presentarla. Pero dilataron hasta obligar a que el Ejecutivo señalara tres nuevas opciones como hizo Santos esta semana. Sin pedirlo forzaron al Presidente a configurar otra terna, demostrando que ellos eligen no de los nombres que presente el primer mandatario, sino de los que les parezca. Lo peor de todo es que Santos cambió la terna para seguirles el capricho a los magistrados, no porque le viera problema a la anterior
