Por... F. BENEDETTI
El banco más grande del mundo no está en Estados Unidos, donde los reguladores prohibieron a las entidades prestamistas negociar con recursos propios. Tampoco está en Suiza, que duplicará los requisitos de capital. BNP Paribas SA está en Francia, que no está haciendo ninguna de las dos cosas.
Los activos de BNP Paribas subieron 34% en los tres años transcurridos hasta junio, alcanzando 2.24 billones de euros ($3.2 billones), equivalentes al tamaño de Bank of America Corp., el banco más grande de EEUU, y Morgan Stanley combinados. La compañía parisina tambiíén podría tener una de las ratios de capital más bajas entre los principales bancos europeos según las nuevas reglas de Basilea, calcularon analistas de Morgan Stanley.
Las autoridades reguladoras alrededor del mundo están estudiando cómo controlar sus bancos más grandes para evitar rescates financieros en el futuro sin afectar la recuperación económica. Francia, que ocupará la presidencia rotativa del Grupo de los 20 en 2011, ha asumido una actitud de laissez- faire, si bien persisten los temores de que la crisis de deuda soberana de Europa renueve riesgos para la estabilidad financiera.
``Los franceses hacen como si no vieran esto'', dijo Carmen Reinhart, investigadora síénior del Peterson Institute for International Economics de Washington y coautora de un libro de 2009 que examina las crisis financieras a lo largo de la historia. ``Lo que los encargados de la política monetaria están haciendo es demorar lo inevitable. Pero retrasar los problemas no es algo sólo de los franceses''.
La Comisión de Supervisión Bancaria de Basilea, que establece las reglas de capital para los bancos en todo el mundo, relajó los requisitos planeados de capital y liquidez en septiembre y dio a los bancos 10 años para cumplir con ellos. Francia y Alemania lideraron los esfuerzos de relajar las reglas propuestas por la comisión en 2009, temerosos de que sus economías no pudieran soportar la carga de reglas más estrictas hasta que la recuperación cobrara fuerza, según los banqueros, reguladores y expertos en grupos de presión que participaron en las conversaciones.