LA VIDA EN EL OTRO MUNDO
A travíés de estos dos sistemas, de otro más perfeccionado llamado "Puente de Burton", de mensajes telefónicos, imágenes de video y textos e imágenes grabadas espontáneamente en el ordenador, este matrimonio de Luxemburgo obtuvo abundante información sobre la vida despuíés de la muerte.
No fueron los únicos en investigar acerca de estas tíécnicas. Algunos años antes de que comenzaran las experiencias de Luxemburgo, en Estados Unidos se gestó otro ingenio para el contacto con el más allá. A pesar de que tuvo una vida muy corta, el Spiricom (Spiritual Comunication) permitió a Georges Meek, artífice de este proyecto, y a su constructor, William O'Neill, establecer contactos con el Dr. Mueller, un ingeniero en electrónica fallecido unos años atrás. A travíés de las supuestas conversaciones con Mueller, se recibieron numerosos mensajes donde se describía cómo es la vida en ese mundo.
Otros investigadores en TCI, especialmente americanos y centroeuropeos, consiguieron contactos más o menos fluidos, a travíés de los cuales pudieron llegar a conocer una gran cantidad de conceptos e imágenes de este supuesto mundo de los muertos.
Los diversos aspectos que conforman la cosmogonía de la Transcomunicación Instrumental son muy amplios y ricos en conceptos. El espacio donde residen los seres que alguna vez vivieron en la Tierra es, según la TCI, diferente en algunos aspectos concretos al que normalmente concebían los espiritistas clásicos.
Se trata de mundos tambiíén materiales donde renace quien muere en la Tierra y adopta una nueva vida y nuevas obligaciones, como en un estadio más dentro de una progresiva evolución. Un mensaje recibido por Maggy y Jules Harsch-Firschbach ofrece algunas pinceladas al respecto: "Nosotros tenemos un cuerpo como el vuestro, pero que se origina sobre la base de vibraciones más finas... Aquí no existen enfermedades; los miembros que faltan crecen nuevamente. Los cuerpos que en la Tierra estaban atrofiados, aquí son regenerados".
Según los comunicantes de la TCI, los cuerpos sufren transformaciones reparadoras, estabilizándose en una edad determinada: "Las personas que mueren en la Tierra con una edad avanzada llegan aquí totalmente conscientes, despuíés de un sueño reparador.
Ese sueño de reposo tiene una duración terrestre de cerca de seis semanas, aunque en algunos casos puede durar un poco menos. Los niños que llegan son cuidadosamente recibidos y atendidos por sus parientes fallecidos.
Los pequeños crecen y continúan desarrollándose hasta alcanzar una edad media de 25 a 30 años. Vivimos en compañía de otras formas de vida, con seres humanos que antes de la muerte física habitaban otros planetas..." Estos cambios reparadores no se producirían como una acción caprichosa o mágica, sino que estarían subordinados a unas pautas evolutivas e integrados en un orden natural.