La secuenciación del genoma de un hongo abre nuevas vías al desarrollo de biocombustibles
26 de mayo de 2008
Un equipo de investigadores franceses y estadounidenses ha completado la secuenciación del hongo Trichoderma reesei, conocido por su capacidad para descomponer y convertir biomasa en azúcares. Los científicos esperan que este trabajo abra nuevas vías y más eficientes en la producción de biocombustibles provenientes de plantas no destinadas a la alimentación.
Según la nota difundida por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC-Cordis) Trichoderma reesei contiene una batería de enzimas, llamadas celulasas, con potentes propiedades catalíticas para degradar los vegetales. El hongo se descubrió en el Pacífico Sur durante la Segunda Guerra Mundial, donde causó estragos al comerse uniformes y tiendas de lona de los militares estadounidenses destacados allí.
Para ahondar en el conocimiento de estas espectaculares enzimas, los investigadores compararon el genoma de estos hongos con el de otros trece. Para su sorpresa, descubrieron que tiene pocos genes codificadores de las celulasas, muchos menos que otros tambiíén capaces de descomponer la pared celular de plantas. "Teníamos conocimiento de la fama del T. reesei como productor de enormes cantidades de enzimas degradantes, pero nos sorprendió la mínima variedad de tipos de enzimas que produce, lo que nos sugirió que su sistema de secreción de proteínas es excepcionalmente eficiente", señaló Diego Martínez, investigador de la Universidad de Nuevo Míéxico y autor principal del estudio.
Potente productor de enzimas para procesar biomasa
Los investigadores mantienen que el hongo podría llegar a convertirse en el organismo elegido para la producción de biocombustibles de segunda generación. Dado que la primera generación se fabrica a partir de cultivos de algunos alimentos, existe una carrera para desarrollar una segunda que no interfiera en la cadena alimentaria y aproveche desechos agrícolas como la paja, los restos de podas y aclareos de bosques y las mazorcas de maíz desgranadas.
"La capacidad para secretar una abundante cantidad de enzimas extracelulares, la disponibilidad de herramientas geníéticas y una fermentación sencilla y barata, convierten a T. reesei en un candidato ideal para la producción de enzimas útiles para la conversión de materia de biomasa como el tronco del maíz o la paja de cereales", indican los autores del estudio.
Antes de que la producción de estas enzimas sea económicamente viable, se necesitará un mayor conocimiento de la dinámica del crecimiento celular y la producción de enzimas. "En estos momentos se están desarrollando modelos matemáticos y ciníéticos para optimizar estos procesos, y la disponibilidad de una secuencia completa del genoma proporcionará una base con la que perfeccionar los modelos y posibilitar estrategias de mejora de las cepas para crear mezclas de enzimas superiores partiendo de una única cepa de gran productividad", dicen los investigadores.
Los descubrimientos de este estudio se han publicado en el último número de Nature Biotechnology, y ha contado con el apoyo de la Unión Europea a travíés del proyecto FungWall.
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