Por...Gabriela Calderón de Burgos
No se puede gastar más de lo que se tiene perennemente y esperar que todo siga igual o mejore. El próximo año el gobierno ecuatoriano tambiíén empezará con un díéficit. Los partidarios de un gasto público deficitario citan las teorías de Keynes y nos prometen un “estímulo†a la economía. ¿El gasto estatal estimula de verdad?
Un estudio de tres economistas de Harvard muestra que los estados de EE.UU. que reciben más fondos del gobierno federal experimentan una reducción en la creación de empleos de entre 3-15% y una disminución en el crecimiento de las ventas de hasta 15%. Además, en los estados que reciben más fondos federales, las empresas reducen sus inversiones. Es decir, al menos en EE.UU. y a nivel de los estados, el gasto público no parece estimular.1
Ustedes me dirán que eso es evidencia restringida a EE.UU. y es verdad. Pero hay otro estudio de David Forceri de la Universidad de Palermo y Ricardo Sousa de la London School of Economics que analizó a 145 economías (incluyendo a Ecuador) con datos desde 1960 hasta 2007. Este estudio concluye que el gasto público afecta de manera negativa el consumo y la inversión privada. De manera específica, el estudio descubre que un aumento del gasto público de 1% del PIB real reduce inmediatamente el consumo en aproximadamente 1,2%. Además señala que el efecto negativo del gasto público es más marcado en los países menos desarrollados y en aquellos donde el gasto ya es alto antes del aumento.2
Estos dos estudios analizan el impacto de un gasto público creciente. Ahora veamos quíé pasa cuando se reduce el gasto. Otro estudio de David Henderson de la Escuela Naval de Posgrado en Monterrey (California) relata cómo Canadá redujo en 16 años (1993-2008) su deuda federal de 67% del PIB a 29% y convirtió un perenne díéficit en un superávit, mientras se reducía el gasto y crecía a tasas saludables.3
Henderson señala que “La experiencia canadiense, al igual que la experiencia de EE.UU. durante la recesión de 1920-21 y en los dos años despuíés de la Segunda Guerra Mundial, muestra que reducir el gasto público incluso durante años de crecimiento bajo puede ser algo bueno para obtener resultados económicos a largo plazoâ€.
En febrero de 1994 el Ministro de Finanzas de Canadá Paul Martin dio un discurso para anunciar el plan presupuestario que encaminaría al país hacia un presupuesto balanceado. En este discurso Martin dijo que iban a reducir el díéficit presupuestario “utilizando estimados económicos razonables, no previsiones color de rosaâ€. Y luego hizo una promesa: “A lo largo de los próximos tres años, por cada $1 extra en recaudación de impuestos, nosotros reduciremos el gasto público en $5â€. La promesa se cumplió con creces puesto que por cada $1 extra de recaudación en impuestos el gobierno redujo el gasto por $6 o $7.
EE.UU., cuyo exorbitante gasto ha resultado en que su deuda probablemente constituya 62% del PIB para fines de este año, podría imitar la experiencia canadiense. Y aunque hoy Ecuador no tiene un endeudamiento tan alto, nos vendría bien imitar a Canadá para tener tasas altas de crecimiento y no permitir que el endeudamiento llegue a esos niveles.
Referencias:
1. Cohen, Lauren; Coval, Joshua D.; Malloy, Christopher J. “Do Powerful Politicians Cause Corporate Downsizing?†National Bureau of Economic Research. 16 de marzo de 2010.
2. Furceri, Davide; Sousa, Ricardo M. “The Impact of Government Spending on the Private Sector: Crowding-out Versus Crowding-in Effectsâ€. Universidad do Minho.
3. Henderson, David R. “Canada’s Budget Triumphâ€. Working Paper No. 10-52. Mercatus Center. 30 de septiembre de 2010.