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Autor Tema: Tu Rostro y No Tu Máscara  (Leído 882 veces)

Scientia

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Tu Rostro y No Tu Máscara
« en: Noviembre 23, 2010, 10:06:50 pm »
Tu Rostro y No Tu Máscara     

Todo lo bello y lo bueno del Espí­ritu está dentro de Ti, esperando el momento en que le permitas salir. Todo. De verdad. A veces solemos usar máscaras para aparentar lo que deseamos ante los demás: riqueza, belleza, sabidurí­a, poder, espiritualidad, fama; en fin, todo lo que deseamos proyectar por miedo a que nos vean en realidad.

Y hemos olvidado algo importantí­simo: Lo que somos en Realidad es mucho más glorioso que todo aquello que jugamos a ser. Nos ponemos todas esas máscaras y pronto nos vemos presa de nuestras propias creaciones.
Te invito amigo, te invito amiga…Espí­ritu, a que recuerdes tu rostro, a que te quites la máscara que lo cubre. Ya mucho tiempo has esperado para mostrarte, y sin embargo te has sentido todo el tiempo; te has acompañado todo el tiempo. Así­, comprendes cuando te digo que lo que Eres está aprisionado por lo que piensas. No es nuevo parra Ti, porque lo has sentido hace ya mucho tiempo. Sólo te pido que lo reconozcas y que actúes en consecuencia.
Redí­mete
Abandona tus miedos como a una costra. Sánate, y ya no serán necesarios.

Sí­, lo síé. Hay muchas cosas que has hecho que te gustarí­a no haber hecho jamás. Es probable que incluso las sigas haciendo, aún en contra de tu voluntad. Y todo esto para permitirte sentir algo autíéntico, aunque sea remordimiento.

Dentro de Ti hay cosas mucho más dignas de lo que me has mostrado hasta ahora. Lo sabes. Cosas más dignas de hacerse. Cosas más dignas de decirse. Cosas más dignas de pensarse. Cosas que harí­an cantar tu corazón. Y el mí­o.
Porque ERES digno.
Sólo recuerda tu origen.

¿Y quíé hay de todas las culpas que te acosan? Abandónalas, porque ya no te sirven.
En su momento las utilizaste para recordarte que quieres dejar de hacer algo que ni siquiera te gusta, pero a lo que te has aferrado.
Ahora recuerdas que Eres digno. No eres alguien esperando que el agua pura venga a quitarle el lodo con el que se ha ensuciado. Eres el agua pura que tanto esperas. Nada te tocó jamás. Nunca nada te ensució. Sólo escogiste convertirte en lodo. Recuerda ahora quien eres, y conviíértete en Eso.

Perdónate por lo que pertenece al pasado. Por muy difí­cil que sea, permanece firme en la decisión de perdonarte.
Te voy a decir algo que quizás te sorprenda: “Lo que pasó, ya pasó”. No alimentes con el rumiar de tu pensamiento aquellas cosas que quieres dejar atrás. Dices que han quedado atrás y sin embargo te deleitas en sufrir porque ayer elegiste sufrir cuando podí­as escoger la felicidad. Díéjalo ya.
Hazte responsable de tu vida y de todo lo que en ella depende de ti. Pero perdónate.
Eres un hijo de Ti mismo. Eres Uno con Dios, si lo recuerdas bien.
No elijas sufrir, porque tus lágrimas las llora Dios.

¿Quíé hacemos entonces cuando una adicción nos mantiene esclavizados al sufrimiento? ¿Quíé hacemos cuando nuestras humanas limitaciones nos hacen repetir una y otra vez aquello que queremos evitar?
Sentir.
Ponernos en contacto con lo que el Espí­ritu nos dice dentro de nosotros, y no con lo que nuestro pensamiento nos dice que debemos y no debemos hacer para poder acercarnos al Espí­ritu.
Lo que sientes en este momento es, ni más ni menos, lo que necesitas para acercarte a Dios, independientemente de lo que te hayan enseñado a pensar. Sólo contactarte atentamente con Aquella parte de Ti que siempre se ha mantenido en contacto contigo.

Si prestas atención.
Si sientes sin miedo, te darás cuenta de que aquello que sientes te indica claramente lo que es beníéfico para ti y lo que es perjudicial.
Sin dudas.
Sin pensamientos.

¿A quiíén engañarí­as diciendo que no deseas la sustancia a la que eres adicto cuando tu cuerpo te la pide fervientemente?
¿Cómo ocultarte a ti mismo que hierves en deseo de cometer aquella acción que bien sabes que es perjudicial para Ti?
No serán suficientes todos los pensamientos del mundo para desaparecer lo que sientes tan ví­vidamente. Aunque sean pensamientos acerca de lo Sagrado. Porque el Espí­ritu está hecho para vivirse y no para pensarse.
Así­ que no es la negación el camino que nos conviene.

Seamos honestos.
¿Cómo ocultarí­amos el hecho de que sufrimos cuando actuamos en contra de los demás o de nosotros mismos?
¿Serí­an suficientes todas las excusas para cambiar la realidad del sufrimiento despuíés de una acción equivocada?
No puedes fingir, ni negar lo que sientes. Así­, es sintiendo como conoceríé mi realidad interior.
Porque no es tan difí­cil: Si te quema, suíéltalo.

Esto es en mi opinión lo que debe hacerse:
Ver, en lugar de cerrar los ojos.
Tomar lo que beneficia. Soltar lo que daña.

Y sintamos lo que sintamos, recordemos que en todo momento podemos “Elegir”.
Talvez sientas ganas de perjudicar. Talvez hayas perjudicado muchas veces en el pasado.
Pero ahora puedes Elegir algo distinto. Porque tienes ese derecho.
El derecho de recordarte. El derecho de ser feliz. El derecho de ser Tú.
El derecho de Ser lo que Eres…y dejar de ser lo que fuiste.

Amo tu rostro y no tu máscara.
Porque puedo ver a Dios en tu mirada, y sentirme acompañado por tus palabras.
Porque Eres mucho mejor de lo que crees que eres. Porque te duele cuando actúas sin dignidad. Porque anhelas la Felicidad.

Que obtengas las Felicidad que buscas.
Que nos bendigas con Tu Felicidad.
Gracias.