No hay cajas en quiebra, pero es difícil explicarlo
Publicado en Expansión por Vicente Lozano
El sistema financiero español ha cerrado el primer trimestre del año con sobresaliente. Matrícula de honor si se compara con sus competidores occidentales. La banca española -bancos y cajas de ahorros- está afrontando el primer embate de la crisis con cimientos sólidos. Se nota ahora la labor prudencial del Banco de España y el trabajo bien hecho de la mayoría de los gestores.
Cuando ya se conocen los datos de la primera parte del ejercicio de la mayoría de las entidades, la fotografía general es: fuerte crecimiento del negocio para la que está cayendo; mejora de la eficiencia gracias, sobre todo, a la reducción de costes, y un ritmo aceptable de incremento del beneficio, aunque en algunos casos se haya tenido que 'tirar' de atípicos para conseguirlo. Por supuesto, la morosidad crece, pero desde unos niveles tan controlados que, por el momento, se sitúa en el terreno de la ocupación y no en el de la preocupación, como decía la semana pasada el consejero delegado de BBVA.
El paisaje es similar en bancos y en cajas de ahorros. Pero en estas últimas semanas todos los rumores que salen de no se sabe dónde y llegan a las redacciones sobre el supuesto mal estado financiero de una institución se refieren a tal o cual caja de ahorros y casi nunca se habla así de un banco. ¿Por quíé?
Teniendo en cuenta que siempre es injusto generalizar y que en los dos lados hay entidades sumamente eficientes y otras más rezagadas, se me ocurren algunas explicaciones.
1. Es un problema meramente informativo y de imagen. Es un hecho que las cajas no tienen tantas exigencias de transparencia como los bancos y por lo tanto no tienen por quíé dirigirse a la sociedad con los mismos estándares sobre la marcha de los negocios. En definitiva, nadie les obliga a 'retratarse' trimestralmente y es lógico que esta situación genere recelos cuando las cosas no van tan bien en el sector. Este problema se agrava cuando la mayoría de las entidades informa con generosidad y otras no lo hacen tanto.
2. La cuestión tiene que ver con el modelo de negocio de los últimos años. Las cajas se han centrado en el crecimiento a travíés de la concesión de hipotecas. Es posible que algunas de ellas hayan bajado algo el listón del control de riesgos para no perder cuota de mercado y ahora sufren más intensamente el parón inmobiliario del país.
3. Esa falta de credibilidad es más de fondo y tiene que ver con la razón de ser y la naturaleza jurídica de las cajas de ahorros. Quiíérase o no, su gestión está más vinculada a la política que la de los bancos y se puede pensar que algunas decisiones importantes para la marcha de la entidad pueden no responder necesariamente a criterios de rentabilidad y eficiencia financiera. Sin duda es un hándicap importante, que se hace más patente cuando vienen mal dadas.
Sea por la imagen, por el modelo de crecimiento escogido o por su estructura jurídica, la experiencia demuestra que las cajas de ahorros tienen más problemas que los bancos para trasladar con eficacia a la opinión pública -a los clientes en definitiva- la marcha de su actividad. Seguro que el sector está reflexionando sobre el asunto.