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Autor Tema: La compra de bonos de Bernanke probablemente fracasará...  (Leído 262 veces)

OCIN

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La compra de bonos de Bernanke probablemente fracasará...
« en: Diciembre 01, 2010, 06:40:22 pm »
Por...  Gerald P. O'Driscoll Jr.

Gerald P. O'Driscoll es ex-vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas y acadíémico asociado del Cato Institute.
A los banqueros centrales les gusta usar un líéxico complicado para comunicar ideas simples y el “alivio cuantitativo” (quantitative easing en inglíés) es un ejemplo de esto. Significa que la Reserva Federal (Fed), el banco central de EE.UU., va a comprar bonos a largo plazo de la Tesorerí­a de EE.UU.
La Fed lo hizo una vez: Entre diciembre de 2008 y marzo de 2010, compró $1,7 billones en bonos y valores respaldados con hipotecas de la Tesorerí­a. Como las compras recientemente anunciadas de $600.000 millones ($75.000 millones mensuales durante ocho meses) en valores de la Tesorerí­a constituyen la segunda ronda, a esto se lo está tildando de QE2.
La Fed espera que QE2 repita el íéxito de QE1. Pero hay buenas razones para dudar de que esto suceda.
El objetivo inmediato de la compra de bonos es reducir las tasas de interíés —lo cual la Fed espera que estimule el gasto, fomente un crecimiento económico más alto y reduzca el desempleo. Al comprar activos financieros, la Fed inyecta dinero a la economí­a. Es el equivalente electrónico a la impresión de dinero —considíérelo un “estí­mulo monetario”.
Tradicionalmente, la Fed solo compra o vende obligaciones de la Tesorerí­a a corto plazo —aquellas que maduran en unos cuantos dí­as o meses. Pero las tasas de interíés están cerca de cero por sobre la deuda a corto plazo de la Tesorerí­a, entonces la Fed recurrió a la deuda de largo plazo. No habí­a otra opción si querí­a inyectarle dinero al sistema.
QE1 llegó en los momentos más duros de la gran recesión, cuando el miedo predominaba en los mercados financieros. Aquellas compras ayudaron a estabilizar esos mercados. No solamente redujeron los rendimientos sobre la deuda de la Tesorerí­a, sino que tambiíén ayudaron a reducir las altas tasas de interíés sobre la deuda emitida por privados, incluyendo los bonos corporativos y las obligaciones municipales. En el líéxico de la banca central, la Fed proveyó la liquidez que era muy necesitada en los mercados.
La Fed hizo la tarea difí­cil requerida en una recesión y pánico financiero: ayudó a acabar con la recesión y calmó el pánico. Ese es el trabajo clásico de un banco central.
Pero ahora el titular de la Fed, Bernanke, está preocupado acerca del paso lento de la recuperación. Ha sido tentado a hacer lo que funcionó una vez —pero es dudoso que obtenga los mismos resultados esta vez, porque las circunstancias han cambiado.
Las tasas de interíés ya están bajas y no pueden bajar mucho más. Además, otras naciones —particularmente en Asia y en Amíérica Latina— están creciendo considerablemente y representan destinos atractivos para la inversión; las tasas de interíés son más altas en esos paí­ses tambiíén. Si los retornos sobre las inversiones en EE.UU. caen más, más dinero irá a esas otras partes del mundo. Es decir, el “estí­mulo monetario” estadounidense causará prosperidad, pero no necesariamente en EE.UU.
Los gobiernos extranjeros y sus bancos centrales no siempre le dan la bienvenida a un veloz flujo entrante de dinero. El dinero es visto como “caliente” —aquí­ hoy dí­a y desaparecido mañana. Y tales flujos veloces de dinero, entrando y saliendo de la economí­a, pueden volatilizar los mercados financieros menos desarrollados de esos paí­ses. Por esta razón, Brasil ha impuesto desde ya controles de capitales para desacelerar tales flujos entrantes y algunos paí­ses de Asia del Este están considerando tomar medidas similares.
La polí­tica de la Fed fue ampliamente anticipada y ya ha ejercido presión a la baja sobre el valor del dólar en relación a otras monedas (el tipo de cambio del dólar). Más caí­das del dólar son ampliamente anticipadas.
Por otro lado, un dólar más barato significa que el euro, la libra esterlina inglesa, el yen japoníés y el yuan chino serán más caros. Eso coloca a los exportadores de esos paí­ses en una desventaja frente a las empresas estadounidenses en los mercados globales. Eso intensifica los llamados en esos paí­ses para que se impongan controles de capitales, barreras comerciales, etc.
China es un socio comercial importante y un acreedor substancial. Tambiíén queremos su cooperación en muchos asuntos sensibles como aquel de las ambiciones nucleares de Corea del Norte. El alivio cuantitativo de la Fed complica todas esas relaciones.
En resumen, la Fed ha despertado una revuelta global con su última ronda de alivio cuantitativo. Lo que pretendí­a ayudar a las empresas y trabajadores en EE.UU. podrí­a causar que otros paí­ses reaccionen de manera adversa para nuestros intereses —y la Fed no parece haber considerado las reacciones internacionales antes de tomar su decisión.
Para la economí­a estadounidense, QE2 puede que no sea un estí­mulo sino un golpe.

Suerte en sus inversiones...


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