Para los joyeros, todo lo que brilla este año no es precisamente oro.
Las grandes cadenas de joyerías están tratando de sobrellevar la imparable escalada del precio del lingote, mientras intentan mantener sus creaciones en niveles asequibles a los consumidores, que aún se muestran cautelosos a gastar.
Algunas están reduciendo la cantidad de oro en sus diseños y recurriendo a metales menos caros, como la plata y el tungsteno. Además, están comprando metales preciosos al por mayor, a precios fijos, para evitar el riesgo de futuras alzas.
Aun así, el precio de las joyas probablemente aumentará debido a los mayores costos de los materiales. Este año, el oro ha subido 22%, cerrando el martes en US$1.377,60 por onza troy. La plata registra un encarecimiento de 52% y el platino, de 12%. Una cadena de oro de 14 quilates que hace 10 años costaba US$250 en Estados Unidos, por ejemplo, hoy se vende a más de US$1.000, calcula Brian Ree, cofundador del minorista GoldenMine.com Inc.
Las medidas de los joyeros buscan darle un impulso a la industria para que se recupere de los resultados aníémicos de los últimos años.