Lo siento pero vuelvo a no estar de acuerdo. No lo estuve cuando el pasado Mayo se inauguró la fase del ‘cafíé para todos’: el fondo de rescate tal y como se diseñó: ‘¡Vaya!, han ido a más las cosas, bueno, tome pasta y tape agujeros, pero corte aquí, recorte allá’; tampoco con cómo fueron elaborados los stress tests: aceptando que el valor por el que las entidades financieras habían contabilizado sus activos iba a misa; ni con el Dr. Paul Krugman cuando habló de las ventajas de que España no estuviese en el euro (aunque no recomendó que saliese, ni dijo que sería una bendición que la echasen); y no lo estoy ahora con el cafíé-para-todos-2 que el BCE ha anunciado.
Otra vez: se está dando vueltas a la farola, intentando enganchar los pedazos de una confianza que ya se ha desmenuzado, tapar unos boquetes que no se pueden tapar. El BCE volverá a abrir su barra de Frankfort y las entidades financieras harán cola para recoger sus gintonics, OK, ¿y?. Se van a efectuar nuevos stress tests porque los-de-Junio se han demostrado incompletos, en España se privatizan aeropuertos y loterías y se dice la pasta que se va a obtener. Posiblemente no se pueda hacer otra cosa porque las cosas a hacer se hacen siempre cuando la evolución de otras cosas lleva a hacerlas, pero desde fuera enciende ver que se está perdiendo el tiempo, aunque perderlo sea inevitable.
A mediados de año: a mediados del 2010 quienes tenían que verlo constataron que dar la vuelta a las cosas era imposible: los planes E que los distintos países iniciaron llevaron a una situación artificial: la que siente una persona accidentada tras la administración de un sedante, pero el daño sigue ahí. Ahora ya se están levantando voces en el sentido de que los Gobiernos están tomado medidas de forma improvisada: ¡evidentemente!: el manual al uso, el libro de cabecera, nada dice sobre situaciones como esta, luego para llegar a mañana hay que improvisar.
Lo acordado en la Cumbre de Deauville no fue una improvisación: quienes tienen ‘inversiones’ -deuda, bonos, papeles varios- de países y compañías que no puedan pagar la totalidad tienen que apechugar con la quita que debe sobrevenir: lo dicho: más vale en 60% de algo que el 100% de nada, además, quien va al bosque a buscar setas sabe que puede encontrar muy pocas. Alemania y Francia, cuando piden eso están pensando en sus entidades financieras cargadas hasta los bordes de esas inversiones, y piensan en parar el segundo golpe, el primero lo para el BCE anunciando que va a abrir el bar. Nada soluciona nada porque nada se está haciendo para que nada se solucione, pero se llega a mañana. ¡Bufffffffff!.
Estoy convencido (ya: dirán que lo estoy porque necesito pensar que es así; pues sí, pero es que no puedo creer que no sea así) de que ya se halla elaborado o está a punto de finalizar su elaboración, el plan de actuación para cuando ya no sea posible hacer nada para llegar a mañana, porque claro, si, por ejemplo, el 1 de Diciembre el Ibex subió el 4,44%, ¿debe interpretarse esto como que lo que el BCE va a hacer va a suponer una mejora de la economía europea que, actualizada, representa tal porcentaje en ese día?; no, no lo estoy interpretando mal: los mercados de valores son los barómetros de la economía, ¿o no lo son?. (Me dice alguien: en la ruleta, si durante diez veces seguidas ha salido el color negro las probabilidades de que salga el rojo se disparan; ya, pero a la ruleta la mueve el azar y a los mercados la lógica económico-financiera, ¿no?).
No cambio de tema. Vaya: las cosas van muy deprisa: Nissan ha dicho no, pero la culpa, dirán, es de los trabajadores que no aceptaron lo que tenían que aceptar para llevarse el nuevo modelo: en resumen: más horas de trabajo compradas a un menor precio. ¿Les sorprende el tíérmino?: no debería: el salario es el precio del trabajo, y se ha convertido en una commoditie más, y en el caso del automóvil de necesidad decreciente: mucha tecnología cada vez más barata, capaz de hacer más cosas y de uso más sencillo: ¿dónde queda ahí el trabajo?, pues pienso que en un lugar muy secundario. Recuerden: Barcelona estaba compitiendo con Míéxico y con Sudáfrica por el pick-up, la tecnología se instala donde sea necesaria: en la Zona Franca Nissan no dispondría de mejor o peor tecnología que en otras plantas si no la necesitase o si sí la necesitase, lo que marca la diferencia está en lo otro: en ‘las ayudas públicas’, en la legislación: fiscal, medioambiental, laboral, …, en el precio del trabajo; claro, claro, si en vez de ese modelo estuviíésemos hablando del 370Z entrarían en juego otras consideraciones, pero no es el caso.
Los trabajadores acusan a la matriz de chantage, se equivocan: la matriz sabe que es una hacedora-de-PIBy una ocupadora-de-población-activa, y exige. Eso que ha sucedido con Nissan sucederá con las demás: en España no se fabrican Nissans370Z, sino vehículos de bajo valor añadido en los que los puntos a destacar son otros. El caso del pick-up de Nissan debería servir como ejemplo: están vendiendo la idea de que en España la recuperación vendrá por el lado de las exportaciones porque ya se da por liquidado el consumo interno, y no: España ha exportado bienes a la sombra de unos planes E que han inundado a gran parte del mundo, pero el valor añadido de esos bienes es el que es y España tiene la competitividad que tiene porque tiene la productividad que tiene en base al valor que genera en línea con el modelo productivo con que cuenta, por eso la competitividad en España es muy reducida; pero no, España no tiene una baja competitividad porque sus salarios sean elevados (son la mitad que en The UK), pensar así es pensar como en 1850, y ya no estamos ahí, ¿verdad?. Aunque es posible que no se pueda pensar de otro modo.
Y si al final los trabajadores aceptan lo que la matriz exige, dará lo mismo: mañana otra empresa automovilística exigirá más. Es el ‘¡Yo por menos!’ versión 2010s.
Sigo sin cambiar de tema: copio el titular directamente: “Dos de cada cinco parados viven en un hogar con todos sus miembros sin empleo†el dato aparece en un informe publicado por el BdE en su último boletín. ¡Tremendo!, pero no comparto la receta: las reformas del mercado de trabajo, cualesquiera que estas sean, no van a hacer que la demanda de trabajo aumente: no se crea demanda de trabajo por ley, ¿o sí?. Imaginemos que una ley hubiese obligado a los trabajadores de la planta de Nissan en Barcelona a aceptar las condiciones de la matriz, y sigamos imaginando que ello hubiese sido esencial para que el pick-up se hiciese aquí; entonces …
¿Estamos entrando en una situación en la que lo limitado de la demanda de trabajo, más el empeoramiento de los subsidios de desempleo, más una legislación conveniente puede crear condiciones atrayentes que acaben creando ocupación?, a costa de empobrecer al personal, ya, y teniendo en cuenta que el vecino hará lo mismo, tambiíén, pero si así se llega a mañana …
Y tampoco ahora cambio de tema: el follón de los controladores aíéreos. Las cosas que empiezan mal suelen acabar peor y si se cierran en falso el fracaso está asegurado. El Gobierno, hace un año, empezó a decir que los controladores en España tenían unas remuneraciones exorbitantes, sin embargo esas megarremuneraciones esos profesionales tambiíén las habían tenido el día anterior al anuncio, y un año antes, y la díécada pasada, y ningún Gobierno había dicho ni pío al respecto. Otros y yo (vean las hemerotecas) dijimos que esas proclamas olían a deseo privatizador: a intención de bajar costes para facilitar la venta de los aeropuertos, casualidad: hace cuatro días el Gobierno anunció la privatización parcial de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, mientras los controladores siguen con un proceso abierto hace un año.
Este pato, ¿quiíénes lo pagan?, los de siempre: pagan los que estamos viendo en las fotos y quienes pagan impuestos: en Madrid, con dinero público, se construyó la magnífica terminal T4, en Barcelona, con dinero del mismo origen, la tambiíén magnífica terminal T1, y ahora se está en proceso de privatizar ambos aeropuertos; metiendo en el paquete a los controladores, sí.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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