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Autor Tema: En la crisis de los 70, el Banco de España intervení­a todos los dí­as en Bolsa…  (Leído 286 veces)

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Moisíés Romero     (lacartadelabolsa)




Almorcíé el viernes con uno de los grandes y sabios operadores de la Bolsa española. Está a punto de jubilarse ¿Quíé hay de la Bolsa actual? Estas son algunas de sus reflexiones: “Tres años despuíés del estallido de la Gran Crisis Financiera, transformada al cabo de poco tiempo en una Crisis Económica, con mayor impacto en los paí­ses más díébiles, en los perifíéricos, en los PIIGS, los grandes estrategas no se ponen de acuerdo en las semejanzas ¿cómo evaluamos la actual Crisis Económica? ¿con cuál del pasado la comparamos? Conforme pasa el tiempo, los analistas más finos dicen que muestra muchas similitudes con la vivida en los años 70. Para mí­ y en lo que respecta a la evolución de las Bolsas hay un fenómeno evidente en las dos Crisis: el enorme grado de intervencionismo de las autoridades. Un ejemplo: el crash que vivió Wall Street el jueves 6 de mayo no llegó a mayores, porque el Gran Hermano salió al quite. Lo mismo sucedió en los dí­as previos con la deuda y los bonos corporativos. Gracias a las compras orquestadas de los bancos centrales se logró conjurar el peligro...”

“Tras el batacazo bursátil de noviembre ha sucedido algo similar: el Banco Central Europeo ha comprado bonos de Irlanda y de Portugal a mansalva. Con ello, ha logrado apaciguar de manera temporal la presión sobre la prima de riesgo y provocar un vuelco en los í­ndices. Mi pregunta es ¿sirve para mucho, para poco o para nada el intervencionismo? Su efecto balsámico es incuestionable a corto plazo. A largo plazo, los parches y remiendos sirven para nada. A la larga termina provocando mayor rotos. Eso lo viví­ a finales de los 70...”

“En aquella íépoca la Bolsa abrí­a a las 10 de la mañana y a las 11 horas y 30 minutos ya habí­an negociado los valores de peso. Un cuarto de hora antes de la apertura, en plena decadencia, casi muerta por inanición, de una Bolsa española tan provinciana como ahora, dos apoderados del Banco de España reuní­an cada dí­a a los jefes de despacho de los Agentes de Cambio y Bolsa, figura regulatoria, que desapareció con la Reforma del Mercado de Valores. Los gerifaltes del Banco de España repartí­a órdenes e instrucciones a los chicos de los Agentes, los jefes de la Bolsa en aquella íépoca. Sí­, el Banco de España estuvo comprando durante muchos meses iberdueros, petróleos, matildes...Daba liquidez, poca, pero la daba. Pero apenas serví­a para nada. Fue la dinámica del Mercado la que, ya en los primeros 80, puso las cosas en su sitio y, todo, por la fuerte entrada de inversión extranjera en el mercado español. Es decir, fue la propia dinámica del mercado la que lo activó y no el intervencionismo ramplón. O sea, como sucede ahora, aunque con distintos instrumentos, otros collares y abalorios...”

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Y ahora me facilita algunos links:

“¿Los 70? En España, ni la polí­tica económica ni las empresas respondieron con la flexibilidad necesaria a los nuevos parámetros económicos que siguieron a la subida del precio del petróleo y la materia prima, además de los cambios en la demanda mundial, que surgieron en 1973 y 1974. Las razones fueron dobles: por una parte, la economí­a era proteccionista y se caracterizaba por el intervencionismo estatal, así­ que no estaba acostumbrada a responder a las fuerzas del mercado. Por otra parte, la crisis económica coincidió con el fin de un ríégimen polí­tico y la transición a otro muy diferente. Como el ajuste a los nuevos parámetros hubiera tenido un alto coste con respecto al desempleo, la debilidad polí­tica del Gobierno hacia estos cambios significó la no oposición a las demandas laborales que florecieron tras el largo perí­odo de silencio impuesto...”

“...Como consecuencia, la dramática subida del precio del petróleo no se tradujo en un aumento del precio de los productos derivados ni en la adaptación de la industria a las nuevas condiciones del mercado, manteniíéndose mediante subsidios del Estado. Lo que es más, los trabajadores no aceptaron las moderaciones de salario que debí­an aplicarse para afrontar la caí­da en la producción, como consecuencia de la subida de un factor tan esencial como el petróleo. Además, la industria española era particularmente sensible a la nueva situación económica, dado que consumí­a una gran cantidad de petróleo, fue muy afectada por la caí­da de la demanda mundial de acero e industria naviera, y era menos competitiva que los nuevos paí­ses industrializados del sudeste asiático en la industria textil y del calzado. Todo ello acarreó las siguientes consecuencias: un notable incremento en el díéficit público, debido al mantenimiento artificial de los precios interiores de los productos derivados del petróleo así­ como por los subsidios a las empresas para compensar sus píérdidas; una caí­da en picado de los beneficios comerciales, como consecuencia del crecimiento de los salarios nominales, mucho más elevado que el crecimiento del valor productivo del trabajo. La disminución de los márgenes empresariales, unido al deterioro de sus expectativas, tuvo un efecto inmediato en la inversión productiva e hipotecó las posibilidades de crecimiento económico y de creación de empleo…

...A partir de ahí­, como el díéficit no estaba financiado de una manera ortodoxa, restaurando el mercado de capital, sino apelando al Banco de España, se impulsó un fuerte proceso inflacionista. Resumiendo, para paliar la píérdida de ingresos reales, que era consecuencia de la crisis energíética, las autoridades económicas intentaron hacer arreglos en vez de ajustar los precios nacionales de los productos derivados del petróleo al precio del crudo y aplicar una polí­tica financiera expansiva (monetaria y fiscal). Estas polí­ticas de demanda expansiva, junto con la apreciación del factor trabajo, alimentaron una espiral inflacionista originada por la subida del precio del petróleo…

...Al mismo tiempo, las acciones tanto de las autoridades económicas como de los distintos agentes sociales incrementaron el deterioro de la balanza de pagos, ocasionado por la creciente importación que seguí­a soportando la economí­a. Este deterioro no fue corregido por la devaluación de 1976. Como la economí­a estaba fuertemente limitada, el incremento en la competitividad derivado de la devaluación fue enseguida equilibrado por el incremento de los precios debido al mismo motivo. Lo que es más, como el desequilibrio interno no era el resultado del exceso en el gasto interior, la devaluación no fue capaz de ajustar la demanda interna a un nivel similar a la producción interna. El progresivo deterioro de la balanza tuvo repercusiones negativas en las expectativas de los inversores extranjeros y una consecuente reducción en la inversión extranjera no consiguió financiar el díéficit. Por ello, tuvo que ser financiado recurriendo a los fondos de reserva, creándose una fuerte deuda y provocando una situación que no podí­a prolongarse mucho más. Las autoridades se vieron entonces forzadas a reconocer la necesidad inevitable de adoptar unas medidas de ajuste a la nueva relación del factor precio…

...Las primeras medidas drásticas de ajuste macroeconómico se adoptaron en 1977, en los llamados Pactos de la Moncloa. Estas incluí­an la devaluación de la peseta, acompañada de una polí­tica monetaria moderadamente restrictiva, y una polí­tica de ingresos junto con un compromiso para iniciar la reforma estructural. Todo esto se acordó con el consenso de las principales fuerzas polí­ticas. Sin embargo, la industria española no pudo adaptarse a los nuevos parámetros de precios y demanda y el problema persistió incluso despuíés de la crisis de 1979. Entonces, se produjo un nuevo incremento de los desequilibrios inflacionistas y del desempleo, acompañados del deterioro en las cuentas del Estado y en la balanza de pagos, generándose una situación de incertidumbre económica que no fomentó la inversión y perpetuó el estancamiento. En pocas palabras, se incrementaron los desequilibrios y no se alcanzó ningún consenso para corregirlos. En el perí­odo de 1975 a 1982, el Producto Interior Bruto (PIB) creció a una media anual del 1,5% en tíérminos reales y la formación de capital neto disminuyó a una media de 2,5% en tíérminos reales…

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Sobre la inversión extranjera: Transición: (1975-1987) En 1975 la Bolsa sufre importantes caí­das como consecuencia de la muerte de Francisco Franco y la incertidumbre del inicio del proceso de transición democrática cuando ya empezaba a salir de la crisis del petróleo.

En 1978 las mejoras tíécnicas introducidas contribuyen al incremento de la inversión extranjera.

La verdadera revolución de la bolsa no llegó en los años 60 sino en los 80. A ello contribuyeron la mejora de la situación económica, confirmada por la entrada de España en 1986 en la Comunidad Económica Europea, lo que produce un gran aumento de inversión extranjera y un boom bursátil que durará hasta el crack de 1987 de la Bolsa de Nueva York.

Modernización: (1988-2000) En 1988 se publica la Ley del Mercado de Valores que transforma definitivamente la Bolsa española. En 1989 comienza a funcionar el mercado continuo para acciones (CATS: Computer Assisted Trading Sistem). Se empiezan negociando 7 valores, alcanzando la cifra de 51 al final del año. Los Agentes de Cambio y Bolsa son sustituidos por Sociedades de Valores y Agencias de Valores. Se crea la Sociedad Rectora de la Bolsa de Valores de Madrid.

En 1991 se crea la figura del “Protector del Inversor de la Bolsa de Madrid” y se pone en marcha el sistema electrónico de contratación de Renta Fija. En 1992 se pone en marcha el SCLV, nuevo servicio de liquidación y compensación, que inicia el nuevo sistema de liquidación por anotación en cuenta. En 1993 todas las emisiones de Renta Fija pasan a contratarse por el sistema electrónico.

En 1995 se sustituye el CATS por el SIBE. Los volúmenes de contratación y capitalización suben de forma espectacular. En 1998 la Bolsa se convierte en un fenómeno social: cerca de 8 millones de españoles invierten en Bolsa. En 1999 se pone en marcha Latibex, Mercado de Valores Latinoamericanos en Euros. Desde el 1 de enero de este año la negociación de valores se realiza exclusivamente en euros. En 2000, a semejanza del NASDAQ, comienza a funcionar el “Nuevo Mercado”, para empresas de alto crecimiento.

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Y concluye “¿No te suena este guión, la misma pelí­cula, salvando distancias temporales?”


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