Las dos últimas semanas del año suelen ofrecer una tregua a los inversores despuíés de un año de dura batalla: los índices apenas se mueven y, en todo caso, suben un poco; pero es muy raro ver una corrección intensa. Las causas son las vacaciones de Navidad y que muchos gestores han cerrado ya sus libros en las semanas anteriores, porque prefieren esperar a enero para tomar posiciones.
Sin embargo, en esta ocasión hay algunos elementos que pueden distorsionar esta rutina navideña. En el lado positivo, tendremos la reacción a la rebaja fiscal aprobada el viernes en EEUU, que ha elevado las previsiones de crecimiento y que puede dar un último impulso a las bolsas este año.
En el negativo, los peligros habituales, en especial la crisis de la deuda europea, en especial despuíés de que el consejo europeo no fuera capaz de dar un mensaje contundente de respaldo a los perifíéricos. Tambiíén preocupa la fuerte caída del precio de los bonos en EEUU, en los últimos días; si se acentúa, puede haber problemas en Wall Street.
Además, esta semana no tendremos muchas referencias relevantes para el mercado. De hecho, no hay noticias previstas para hoy, mañana y el viernes, día en que Wall Street estará cerrada. Además, el jueves sólo abrirá media sesión.
El miíércoles conoceremos las ventas de viviendas de segunda mano y la revisión final del PIB del tercer trimestre, para el que se espera una ligera subida hasta el 2,6% desde el 2,5% anteriormente estimado. El jueves se publicarán los ingresos y gastos personales, las demandas semanales de subsidios, los pedidos de bienes duraderos y el índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan.