Por... Beatriz De Majo
La cifra
Las masas humanas agregadas de los dos gigantes asiáticos representan dos quintos de la población mundial.
Un importante giro están tomando las relaciones entre China e India. Ello puede redundar, en breve plazo, en una transformación cualitativa y cuantitativa de la dinámica entre Oriente y Occidente a escala global toda vez que el peso relativo que ejercen estas dos economías en el crecimiento del PIB planetario así lo determinan. 2.500 millones de habitantes es la sumatoria de la población de ambas naciones: 40% de la población mundial y, las expansiones de sus economías este año alcanzarán 9,6 % en el caso chino y 8,9% en el caso indio.
Los dos países asiáticos tradicionalmente se han dado la espalda .Casi medio siglo ha transcurrido desde que ambos protagonizaron una guerra que enquistó enormes diferencias políticas entre los dos países que ni el comercio creciente ni las inversiones han logrado sobreponer. El problema territorial que estuvo en el origen del desencuentro sigue vivo: la soberanía sobre el estado indio de Arunachal Pradesh. Pero China acaba de dar un paso crucial en el sentido de terminar con díécadas de alejamiento cuando la semana pasada Web Jiabao se animó a poner a un lado las diferencias y planteó, al rompe, la construcción de una nueva era en las relaciones mutuas entre las dos economías de mayor crecimiento a escala global. No es sino inteligente concluir, como lo hizo Beijing, que China e India tienen mucho más que sacar de la potenciación de sus complementariedades que del cultivo equivocado de sus ancestrales diferencias.
La rivalidad entre el dragón y el elefante pudiera estar viendo sus últimos días si las propuestas de Wen, explicitadas frente a un vasto auditorio de hombres de negocios se materializan para beneficio de India. Wen adelantó un plan para que Beijing asista con recursos financieros baratos al país vecino de manera de acelerar su propia infraestructura de desarrollo. De hecho, los primeros pasos ya han sido dados por parte de Huawei, el coloso chino de las telecomunicaciones, quien ha materializado importantes inversiones en investigación y desarrollo en el área de la tecnología de información en la región medular de Bangalore, al igual que Shanghai Electric, quien tambiíén ha puesto a disposición plantas generadoras de energía para 200 millones de indios de bajos recursos.
Equilibrar las distancias entre las dos economías no es cosa de cantar y coser. Mucho tendrán que remar ambos países para conseguir reducir el desbalance de su comercio que se inclina a favor de China de manera grosera pero que igualmente representa 60.000 millones de dólares en intercambios. La voluntad del acercamiento existe, particularmente del lado fuerte de la ecuación tal como lo demostró la delegación de 300 empresarios que acompañaron a Wen en su visita y los 40.000 millones de dólares en negocios transados. Si China consigue derrumbar la desconfianza cultivada por díécadas en el ánimo de su contraparte, desconfianza que se asienta en el temor de una excesiva gravitación china en la región, pudiíéramos estar asistiendo a una alianza de enorme peso en la dinámica mundial que modificará los escenarios globales de los intercambios y posiblemente tambiíén de las inversiones.