Los precios: de la energía elíéctrica, del gas, las contribuciones municipales (sí: el ‘impuesto de circulación’ es un precio: uno de los precios que hay que pagar para poder circular), subirán más bienes, más servicios, y los esenciales, en proporción, más: es dinero en el banco: ¿alguien puede pasar hoy sin energía elíéctrica?, ‘Si’. ¡No!.
La energía elíéctrica es un caso especial: por lo especial del bien, claro, pero no sólo por eso. El precio de la energía elíéctrica ha subido, y más va a subir, ¿por quíé?. Se dice que es porque el coste de generación de un Kw es superior al precio que por ese Kw paga quien lo consume: es un precio regulado; supongamos que sea cierto, ¿por quíé nadie pide que se explique a quienes pagan la razón de que esos costes sean los que son?.
Tambiíén se habla de las ayudas al carbón nacional: se obliga a las generadoras de energía elíéctrica que consuman carbón español que contamina más que otros carbones y es más caro que, por ejemplo, el polaco. ¿Y por quíé se subvenciona el carbón español?, pues por eso mismo: porque como es menos bueno que otros y es más caro que otros más nadie lo consumiría y habría que cerrar casi todas las minas españolas de carbón, lo que aún considerando indemnizaciones y pensiones a los mineros, ahorraría costes, pero crearía problemas políticos: cinco mil personas, de golpe, a su casa. Ya, el mantener abiertas las minas de carbón lo paga quienes, de forma directa o indirecta, consumen Kw de energía elíéctrica.
Y tambiíén se saca el tema de las subvenciones a las energías renovables (¿renovables?, ¿por quíé?, ¿o es que una ráfaga de viento se renueva?, en fin). España consume un porrón de renovables, lo que está muy bien: contribuye a que el reino puedan incumplir menos los compromisos que firmó en Kioto, además, ‘el mundo de las renovables’: construcción de ingenios productores, mantenimiento de los mismos, …, generan actividad económica, pero … esas subvenciones las paga quienes consumen, de forma directa o indirecta, esos Kw de energía elíéctrica; y ya, lo mismo que antes: si no se produjese aquí esa energía habría que importarla. Pero como lo ya dicho: nadie explica, nadie pregunta sobre las diferencias de precios y costes.
Y queda lo mejor: el díéficit tarifario. Es un tema que podría dar para mucho de sí. Hace una díécada España tenía un superproblema que se fue agudizando con el tiempo: una inflación elevada, muy elevada, en cualquier caso mucho más elevada que sus competidores. Para solucionar eso había un camino virtuoso: mejorar la productividad, pero era un camino vetado a España: el valor que se generaba no hacía atrayente la inversión necesaria para aumentar la productividad (ni absorbible el desempleo que se hubiera generado), por eso se escogió otro camino: no subir o, incluso, bajar, precios que pudieran congelarse o reducirse desde instancias superiores, como el de la electricidad.
Ya, ya: los costes de generación de la energía elíéctrica continuaban siendo más elevados que los precios de venta, por eso se les dijo a las compañías elíéctricas algo así como que considerasen esos no-ingresos como ingresos, que la diferencia era una deuda que los consumidores tenían con ellas, deuda que quedaba reconocida y deuda que tendría que ser saldada: en el 2013, como tarde. O sea, que los precios del Kw, al margen de que tienen que subir por el tema de los costes, tienen que subir porque entre Uds. y las compañías productoras de Kw existe una deuda de 20 mM€, y las deudas hay que pagarlas. (Si no viene Moody’s y sus amigas y dicen cosas malas de los bonos que emiten quienes no cobran las cosas que se les deben, lo que repercute en los bonos en cuyo país tienen su sede esos que no cobran).
‘¡Pero ha subido la luz!. ¡Mucho!’. Ya, y lo dicho: va a continuar subiendo. Por ello recuerdo una idea aportada por el Dr. Rodrigo Rato, cuando era Ministro de Economía del reino, ante una subida del precio de los combustibles: ‘Consumir menos’. Pues eso: si tiene tres bombillas en la lámpara del pasillo y con dos es suficiente apaguen una; aunque ya: eso no garantiza que el precio no continúe subiendo: para de compensar un menor consumo, más precio a fin derecaudar lo mismo. Lo que no encuentro procedente es lo que ha manifestado el Sr. Ministro de Industria: que la subida de la luz equivale el pecio de un cafíé.
De entrada, ¿cuántos cafíés se tomará en un bar elegante una persona que está percibiendo la pensión mínima? (el Sr. Miguel Sebastián ya sabrá que son muchas) , pero eso no es todo. A los empleados públicos se les rebajó el salario el 5% el pasado año pasado, y en este se les va a congelar, por lo que si acaba siendo verdad que la inflación finaliza el 2011 en el 2,3% eso querrá decir que la capacidad de los empleados públicos para pagar Kw de energía elíéctrica se va a ver menguada el 17,1%, porcentaje que no está nada mal. Tres cuartos de lo mismo cabe decir de la mayoría de los pensionistas.
Y es que, además, ni siquiera es eso. El problema de contemplar las cosas una a una es que se pierde visión de conjunto. Van a bajar los tipos de la imposición indirecta (alguna: las cuotas que los trabajadores pagan a la Seguridad Social pienso que subirán, y el IBI): la OCDE dice que hay que hacerlo, es una forma bastante barata de que el fraude baje (por lo que alguien podrá ponerse una medalla), y los costes directos descenderán; pero subirán los de la indirecta: el IVA, claro, pero no sólo: ¿quíé, si no, una contribución indirecta es el precio que se dice hay que pagar por un Kw de energía elíéctrica o por una termia de energía gasista?, ¿quíé es el precio de un billete del tren que hay que tomar para poder llegar al trabajo?.
Y ojo, seguro que el precio que por esos bienes y servicios debe pagarse es el correcto, el procedente, ¿por quíé hay que dudarlo?. El problema es otro: ingresos insuficientes: pocos ingresos para tantos pagos ineludibles al alza. La consecuencia es obvia: empobrecimiento, de ahí que se busquen menores costes de producción a travíés de menores impuestos (de ahí lo de menos gasto público), y de menores salarios, y de mayor flexibilidad para despedir, y de menores costes de despido, para … mejorar la capacidad exportadora. Y sí: no sólo por la subida del precio del Kw, la gente podrá tomarse menos cafíés.
(Football. Lo que los clubes deben, lo que los clubes deben a jugadores, los gastos en los que los clubes se han comprometido, las deudas de los clubes, los gastos (‘inversiones’: ‘¿Por quíé le llaman amor …?’) del football. Aquí, en 1990, sobre los números del football se echó un borrón y nuevos números empezaron a anotarse en una cuenta nueva, y la situación no era ni parecida a la que ahora es ni la tendencia apuntaba hacia adonde ahora apunta. Si una siderurgia ha de pagar sus deudas, si una fábrica de caramelos tiene que atender sus vencimientos, si un supermercado ha de cubrir sus gastos, ¿por quíé las empresas que venden football tienen que tener un trato diferenciado?.
Ahora hagan una regla de tres con todos los dineros gastados, perdón, invertidos, en el planeta football, aquí, allá y acullá.
Recordemos: en Economía alguien, en algún lugar, de alguna manera, siempre acaba pagando las deudas).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS, Universidad Ramon Llull.
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