Advertencia de Pimco: EEUU podría perder la 'triple A'
El pasado 13 de diciembre, la agencia de calificación Moody's ya advirtió que de pasarse la reforma fiscal en el Congreso, la calificación de la deuda estadounidense podría ponerse en cuarentena, y todos sabemos que eso nunca trae nada bueno. El director en funciones de Pacific Investment Management Co (PIMCO), la mayor gestora privada de bonos soberanos, Bill Gross, volvía a poner en duda el rating norteamericano al afirmar que "EEUU se está comiendo su futuro, si continúa aumentando su díéficit".
En un nuevo informe, Gross advirtió justo el día en que los republicanos tomaron el control de la Cámara de Representantes que "ni los ciudadanos ni los políticos son capaces de entender las consecuencias un díéficit que se sitúa de forma crónica por encima del billón de dólares". De hecho para el director de Pimco EEUU se ha convertido en una mantis religiosa que "se alimenta de las cabezas de generaciones venideras".
Aunque los republicanos han prometido recortar el gasto federal y comenzar a meter en cintura el díéficit norteamericano, no hay que olvidar que fueron los primeros en presionar a la administración Obama para que las rebajas fiscales aprobadas por Bush se extendieran al 99% de la población, incluídas las rentas más altas.
¿Adiós a la 'AAA'?
Bajo estas circunstancias no es de extrañar que Gross considere que el desorbitado y continuo gasto federal y estatal no haga más que estimular la debilidad del dólar, aumentar la inflación y poner en jaque la calificación 'AAA' de la que gozan las notas de deuda estadounidense, hasta ahora consideradas una de las más seguras del mundo.
Por supuesto, a todo ello hay que añadir un mercado laboral que no termina de recuperarse, pese a la creación de 297.000 empleos el pasado diciembre dentro del sector privado, y unos salarios que no conseguirán crecer de acuerdo a las presiones inflacionistas.
Así, según indicó Gross, los bonos del Tesoro de EEUU a largo plazo han comenzado a perder su atractivo entre los inversores, algo que podría tener resultados nefastos sobre las cuentas del país y arrastrar a la economía norteamericana a una espiral en la que el díéficit quedaría fuera de control, es decir, sus problemas comenzarían a parecerse cada vez más a los que vive a día de hoy la Unión Europea.