De nuevo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Tim Geithner, quiso ayer lavarse las manos al afirmar que quizás el gobierno del país deba tener que tomar medidas excepcionales si se repite una crisis tan grave como la anterior.
Al menos eso admite un informe del panel que supervisa la gestión del programa de rescate financiero, más conocido a este lado del Atlántico como TARP.
"Podríamos tener que tomar medidas excepcionales de nuevo si nos enfrentásemos a un shock tan grande" afirmó Geithner a la Oficina de Inspector General Especial del TARP (SIGTARP, por sus siglas en inglíés), liderada por Neil Barofsky. El documento emitido por esta agrupación apunta que los rescates bancarios dejan un remordimiento moral al saber que todavía siguen existiendo entidades demasiado grandes como para caer.
Según especificó el informe, cuando Geithner se refirió a "medidas excepcionales", no señaló rescates al uso como el de la aseguradora AIG o Citigroup, sino al desmantelamiento ordenado de una institución financiera, gracias al poder otorgado por la nueva Ley de Reforma Financiera.
Sin embargo, es cierto, que el estudio señala que el rescate de Citigroup, valorado en 45.000 millones de dólares, consiguió su objetivo de restaurar la confianza en los mercados. Eso sí, Barofsky y su equipo señalaron que las ayudas no se ofrecieron de forma coherente sino según el instinto de los miembros del Tesoro. En lo que se refiere al coste real del rescate de Citi y otras grandes instituciones demasiado grandes para caer, el informe asegura que "habrá que esperar a la próxima crisis para averiguarlo".
