Benito Madariaga, economista, me envía el siguiente e-mail desde Santander: “Estimado director: desde el respeto a su trabajo y con el reconocimiento de sus aciertos en la tendencia de la Bolsa, me permito indicarle el error en que incurre, a veces, cuando muestra incredulidad por determinados movimientos alcistas o bajista violentos. Por ejemplo, los desarrollados en lo poco que va de 2011.
Despuíés de seguir sus razonamientos desde hace años, ahora aquí en lacartadelabolsa, y antes en otros medios audiovisuales y escritos, he llegado a la conclusión de que usted sigue creyendo que la Bolsa es Bolsa, es decir, canalizadora eficiente del ahorro de los inversores, que utilizan las empresas para crecer y desarrollar músculo y perímetro. O sea, una Bolsa de verdad. Ahí está el error. La Bolsa lleva siendo el Casino de los Casinos desde hace unos 20 años, cuando Wall Street se pasó por el forro todo lo que le vino en gana y el resto del Mundo lo dejó hacer. Eso explica, como en los juegos de azar, que lo que era una m… hace unos días, por ejemplo, los balanes ban carios, ahora es pan bendito, y lo que es pan bendito ahora gracias al pleno en la Ruleta del Casino mañana se convierta en otra m...porque se ha perdido todo apostando a un solo número. Han criticado mucho las Instituciones el tíérmino jugar a la Bolsa. No, no digan jugar a la Bolsa, digan Invertir. Nos advertían hace unos años ¿Cree usted que se atreverían ahora a decir lo mismo los dirigentes de las Juntas Rectoras de las Bolsas?...â€
“No se obceque, señor Romero, porque hace tiempo que quedó patente la situación actual del casino de la Bolsa en el artículo que escribía en lacartadelabolsa obre el efecto mangada, sí de mangar (robar, hurtar...me han mangado el abrigo, que es lo mismo que decir me han robado la cartera) y no del efecto manada (â€efecto manadaâ€, del que tantas veces hemos hablado en Bolsa. El primero, el efecto mangada, es propio de las grandes timbas de póquer en donde unos van desplumando a otros. El segundo, el efecto manada, ocurre cuando varios participantes del mercado consideran que el juicio de otros participantes es el adecuado porque probablemente cuenten con mejor información, y en consecuencia deciden imitar sus acciones. Esta situación conduce a una sobrerreacción en los mercados que amplifica cualquier movimiento inicial. El asunto es saber quíé origina el comportamiento o las acciones del grupo “líderâ€, y existe evidencia de que las noticias suelen funcionar como un factor iniciador de una cadena de eventos que pueden modificar fundamentalmente las percepciones del público sobre el mercado. Viendo esto así, los dos efectos tienen muchas cosas en común...â€
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Ahora, para los que se acaban de incorporar a la Bolsa, retomo un manual de Bolsa escrito hace 17 años Cí“MO INVERTIR EN BOLSA, Manual para el pequeño y mediano inversor. Francisco Mora y Moisíés Romero. Ediciones B, Calle Rocafort, 104 08015 Barcelona 1ª Edición, octubre de 1991. (Por cierto. Nunca supimos ni Francisco Mora ni yo lo que sucedió a continuación con el libro. Amigo lector, lo más seguro es que si se dirigen a la Editorial no sepan nada del caso) en el que escribíamos, asuntos, como: “El yield es un primer criterio de inversión en Bolsa, pues con íél se estima la rentabilidad futura de una acción comprada a precios a actuales. Pero si nos guiásemos por ese criterio pocas acciones compraríamos. Si una letra del Tesoro da, por ejemplo, la rentabilidad anual del 13% y consideramos que una acción, por implicar más riesgo, debería dar dos puntos más, tendría que buscar un yield del 15%, y eso es como buscar una aguja en un pajar. Es más, si encontráramos ese yield, deberíamos desconfiar deuda acción con tan alta rentabilidad y pensar que ahí hay gato encerrado. El yield debe ser un criterio complementario de otros que nos facilita el análisis fundamental. Los más importantes son el PER y el P/CF, que nos orientan sobre la cotización futura de una acción. La posible rentabilidad por cotización, sumada a la rentabilidad por dividendo (el yield) sí nos permite tomar una decisión de inversión. Si la suma de esas dos rentabilidades está por encima del 15%, podemos considerar, en nuestro ejemplo, una recomendación de compra de esas acciones…
...El problema está en que tanto el PER como el P/CF no expresan de modo explícito la cotización que se puede esperar de una acción de una Bolsa de Valores y, por tanto, su rentabilidad futura. En estos dos ratios sólo nos dan una guía, pero será la tendencia previsible de la empresa y la del propio mercado bursátil las que tengan que fundamentar nuestras expectativas de rentabilidad.
Más datos. En el Manual citado se escribía lo siguiente:
La lista de Graham
Algunos ratios que se utilizan en el análisis fundamental permiten detectar acciones claramente infravaloradas o sobrevaloradas por el mercado. Con esta idea, a principios de los años setenta B.Graham elaboró una lista con criterios de rentabilidad (los seis primeros) y de riesgo (los cuatro últimos), que son útiles para detectar acciones infravaloradas.
El decálogo de Graham es el siguiente:
-PER menor que los tipos a largo plazo de la deuda del Estado (obligaciones del Estado).
-PER menor que 2/5 del PER de mercado durante los próximos cinco años.
-Rendimiento por dividendo mayor o igual que 2/3 del tipo de la deuda del Estado a largo plazo.
-Cotización inferior a 2/3 del valor contable.
-Cotización inferior a 2/3 del valor neto de su activo en el mercado.
-Crecimiento de los beneficios del 7% durante los últimos cinco años (no se refiere al crecimiento anual, sino al total del quinquenio, y resulta un criterio dudoso para España).
-Deuda total menor que el valor contable.
-Un cociente entre activos y pasivos líquidos mayor que dos.
-Deuda total menor o igual que el valor neto del activo en el mercado.
-Estabilidad en el crecimiento de los beneficios.
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¿Volverán los fundamentos o antes moriremos aplastados dentro o fuera del Gran Casino?
Lacartadelabolsa.com