España sólo cumple dos de los cuatro pilares del pacto que exige Alemania
Por Antonio León
Cuesta arriba se puso ayer la negociación para aumentar y flexibilizar el fondo de rescate de países del euro al borde de la quiebra. Los Gobiernos de Austria y Bíélgica rechazaron pasar por el aro de Alemania, que pretende que las economías europeas se conviertan en un calco de su modelo: austeridad presupuestaria y salarial, retraso de la edad de jubilación, y armonización del impuesto de sociedades. La Comisión Europea y el Parlamento Europeo, que se sienten ninguneados por el rodillo germano, apoyaron la revuelta.
Josíé Luis Rodríguez Zapatero reconoció al tíérmino de la reunión que "las posiciones son bastantes distintas". El propio Zapatero había evitado el jueves, durante la visita a España de la canciller alemana Angela Merkel, comprometerse a desvincular las subidas de los salarios del alza de los precios y, en su lugar, vincular las mejoras salariales a los avances en productividad.
"La posición del Gobierno es defender la negociación colectiva", reiteró ayer; aunque se mostró partidario de un sistema que no sea rígido y contemple la evolución de las circunstancias y la productividad. España tampoco tiene en su Constitución, como querría Berlín, una prohibición de incurrir en díéficits y deudas excesivas. Zapatero se mostró dispuesto a ir más allá de la actual ley que fija techos presupuestarios a la Administración central; pero puntualizó que sería más útil que fueran las propias comunidades autónomas las que avancen en este sentido.
Por el contrario, en nuestro país se acaba de retrasar la edad de jubilación, en línea con los deseos de los dirigentes germanos. España tampoco plantea problemas en el impuesto sobre sociedades, porque la preocupación de Berlín -y tambiíén de su aliada París- son países como Irlanda que les roban empresas con tipos muy bajos, y cuando se ven al borde de la quiebra les piden auxilio. Dublín se resiste como gato panza arriba a ceder en este punto desde hace años. De modo que España sólo cumple con dos de las cuatro exigencias que plantea la todopoderosa Alemania.
Cumbre tensa
En este contexto tenso se celebró ayer en Bruselas una cumbre de los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países de la UE. Cita cuyo fin se preveía poco despuíés del almuerzo, pero que se prolongó hasta las ocho de la noche. La tardanza era sintomática del desencuentro porque ayer no se esperaba ningún acuerdo. La reunión sólo debía ser para que Angela Merkel y Nicolas Sarkozy presentaran sus exigencias para que sus socios se comprometieran a respetar el que bautizaron como pacto de competitividad, a cambio del amparo de Berlín y de París ante los ataques de los mercados. Amparo en forma de mejora del mecanismo de rescate.
Los detalles quedan pendientes de ser negociados a principios de marzo en una cumbre de dirigentes de los 17 países que comparten el euro como moneda común. Y rematados en la cumbre del conjunto de los Veintisiete países del club comunitario prevista a finales de marzo. El conservador Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, recibió ayer el mandato de catalizar la negociación. Pero el encontronazo vivido ayer eleva las incertidumbres sobre la futura estabilidad de Eurolandia, su moneda única y la coordinación de las políticas económicas de sus 17 Estados miembros.
La lupa de Bruselas y el BCE
Por otra parte, las conclusiones oficiales de la cita de ayer recogían que los dirigentes de los Veintisiete acordaron que la Comisión Europea, junto al BCE, evalúe los progresos realizados en la aplicación en los Estados miembros de la zona euro de las medidas adoptadas con el objetivo de reforzar las posiciones presupuestarias y las perspectivas de crecimiento. El documento no cita a ningún país como susceptible de estar especialmente bajo la lupa de Bruselas y del BCE. Pero los países bajo presión de los mercados en las últimas semanas han sido España, Portugal, Italia y Bíélgica. Si bien es cierto que desde Navidad han remitido. Grecia e Irlanda, los países rescatados en 2010, sí merecieron una mención específica.
Por otra parte, la cumbre de ayer reclamó a "la Autoridad Bancaria Europea y a las otras autoridades relevantes que realicen test de estríés ambiciosos" sobre la banca. Y pidió que "los Estados garanticen la existencia de planes concretos para gestionar todo banco que muestre vulnerabilidades en los test de estríés".