La calma que vive el oro desde que ha comenzado el año podría no ser más que un paríéntesis antes de un nuevo rally. Despuíés de firmar su precio más alto en los 1.421 dólares la onza el pasado mes de diciembre, cuando el miedo por la inestabilidad de Europa y la crisis de la deuda soberana llevó a los inversores a buscar refugio, el 2011 comenzaba con un aparente cambio de rumbo para el metal precioso.
De hecho, enero ha sido el peor mes de las últimas dos díécadas para los metales preciosos. El oro ha perdido casi un 6% y la plata ha rozado el 9% de caída. Sin embargo, los mayores fondos de inversión todavía tienen apostados 102.000 millones de dólares a que el precio va a subir.
Tal es así que, dejando a un lado los cuatro mayores bancos centrales, son los que más oro acaparan y tienen en su poder más plata que la que Estados Unidos puede extraer de sus minas en al menos 12 años, según publica Bloomberg.
De esta manera, el consenso de analistas de la agencia augura que el precio del oro se situará en los 1.620 dólares la onza y la plata en los 36 dólares, frente a los 29 dólares actuales.
Además de sus datos se desprende que los inversores de productos respaldados por el metal amarillo tienen en su poder 2.028 toneladas míétricas por valor de 88.000 millones de dólares, aun habiendo recortado sus posiciones un 4,1% desde diciembre.
A pesar de que los mayores hedge funds han rebajado su apuesta por una subida del oro en un 42% desde octubre, todavía tienen en su poder una posición que puede ser consideraba alcista con más de 151.000 contratos de futuros, cerca de tres veces la media de los últimos 18 años, según los datos del regulador del mercado de futuros de materias primas de Estados Unidos (Commodity Futures Trading Commission).
Y es que todo apunta a que los metales preciosos en general y el oro en particular todavía tienen recorrido. Por un lado, si se cumplen las predicciones del departamento de análisis de Deutsche Bank, los bancos centrales van a seguir aumentando sus reservas en 2011 por tercer año consecutivo.
Pero el oro tiene dos peligros en el horizonte que podrían dar un giro de 180º a su futuro. Por un lado, existe el riesgo de que la mejora de las perspectivas económicas resten atractivo a este tipo de activo que precisamente sirve como protección para los inversores y, por otro, a más corto plazo, los mercados están pendientes de la publicación el próximo 14 de febrero de la exposición a metales preciosos de los mayores inversores que hace pública la SEC.
Si en los registros del regulador de EEUU consta un recorte el último trimestre de las posiciones de fondos como Paulson & Co o Soros Fund Management en metales preciosos, su precio probablemente caerá y se registrará un repunte de la volatilidad.