¿Quiíén miente?
por Iñaki Garay en Expansión
No me gustaría ver al Frob entrando en las cajas como un elefante en una cacharrería a toque de corneta.
El ruido excesivo no combina bien con un país como España que de un tiempo a esta parte sufre taquicardias. Pero de ahí a ignorar los problemas que afectan a estas entidades hay un abismo. Si el Gobierno pretendiera dinamitar vehementemente las cajas podríamos llegar a pensar que tienen razón los que opinan que detrás de todo este proceso hay fundamentalmente una operación política.
Que Zapatero quiere cobrarse la cabeza de Rato y colgarla en la plaza pública junto a un buen puñado de ropa sucia para ver si así los ciudadanos se olvidan de lo que ha hecho en estos últimos años en este país. O que pretende abrir huecos en los consejos de administración de las cajas nacionalizadas a un buen número de políticos que temen perder su actual puesto de trabajo en las próximas elecciones y que necesitan un refugio donde pasar varios inviernos. Si esto fuera así, estaríamos ante una involución grotesca.
Alguien miente. Una entidad financiera puede tener un core capital del 10% como exige el Gobierno y estar totalmente herida de muerte, quebrada, si no ha sido capaz de provisionar y sanear su balance. El core capital sin más puede ser como echar colonia a raudales encima de la mierda.
Lo peor que ha podido hacer la CECA que preside Fainíé ha sido decir que no es necesario hacer nada porque las cajas ya cumplen los requisitos del Gobierno. La primera impresión es que o miente el Gobierno o nos engañan las cajas. O ambos. O tal vez que la CECA está dispuesta a decir cualquier cosa para sobrevivir a la desaparición de lo que representa.
Resulta que el sector financiero en general, pero sobre todo un buen número de cajas, tiene enormes riesgos conocidos acumulados en el ladrillo y posiblemente algunos más desconocidos. Y por si eso fuera poco, todos los pilares que sostenían el negocio se han caído, hasta el punto de que hoy sólo crece el críédito que estas entidades dan a las administraciones públicas, lo que es un mal consuelo.
Esto, como mínimo, lo sabe hasta el Papamoscas de la Catedral de Burgos, y es lo que ha provocado que los mercados se hayan cerrado literalmente para las cajas. ¿Por quíé ha sido necesario crear un Frob si, como dice la CECA, no hay problemas? ¿Se han vuelto locos en el Banco de España? Las cajas se han ganado a pulso muchos enemigos, pero sería triste pensar que los peores están precisamente dentro de su propia estructura. Son aquellos que no quieren ver el problema y, por tanto, que no están preparados para resolverlo.
Iñaki Garay, director de redacción