La Fed puede empezar a subir tipos en octubre
Ainhoa Gimíénez, Bolságora
Con un dato de inflación mejor de lo esperado como el de ayer, parece un contrasentido hablar de subidas de tipos de la Fed en los próximos meses. Pero lo cierto es que, precisamente ayer, los futuros sobre los Fed Funds elevaron drásticamente hasta el 56% las probabilidades de un alza de tipos hasta el 2,25% en la reunión del 29 de octubre.
¿Cómo se explica esta paradoja? Ayer algunos medios, como la CNBC, no se creían directamente el dato de IPC a la vista de la escalada de la gasolina y de los alimentos. Pero otros van más allá del corto plazo y asumen -como está haciendo la bolsa, cada vez más claramente- que lo peor de la crisis crediticia ha pasado, que la economía no se va a hundir en el abismo y que el mercado inmobiliario empezará a estabilizarse a finales de año, como ayer aventuró el mismísimo Alan Greenspan. Con estas premisas, y a pesar del dato de ayer, la inflación va a convertirse en el principal problema. Y Bernanke tendrá que subir tipos.
Sea como fuere, el inestable equilibrio actual entre los riesgos sobre el crecimiento y sobre la inflación resulta en un consenso de que la Fed mantendrá los tipos sin cambios en el 2% en sus reuniones de junio, agosto y septiembre. Es en octubre cuando las cosas pueden cambiar.
Cada vez más analistas critican que la excesiva agresividad de Bernanke bajando tipos ha debilitado el dólar y ha alimentado el boom de las materias primas. E incluso los más moderados creen que la Fed acabará por subir tipos en diciembre. Sólo una recesión terrorífica puede cambiar este escenario.
¿Subir los tipos en plena campaña electoral?
Hay un problema adicional para ver una subida de tipos el 29 de octubre: que el 4 de noviembre son las elecciones presidenciales en EEUU. La Fed tradicionalmente se ha abstenido de hacer movimientos relevantes (como el inicio de un nuevo ciclo alcista de los tipos) en vísperas de una batalla electoral, especialmente si íésta se presenta igualada. De hecho, muchos republicanos siguen culpando a esta actitud por parte de Alan Greenspan -que no bajó los tipos en la campaña de 1992- la derrota de George Bush padre frente a Clinton (Bill, no Hillary).
Además, en medio de una crisis como la actual, la economía seguramente se convertirá en el principal tema de la campaña, como en 1992. En esas circunstancias, ¿debe Bernanke hacer un movimiento tan importante justo antes de las elecciones? Paul R. La Monica, redactor jefe de CNN Money, cree que sí, porque la Fed debe usar su independencia para hacer lo que sea mejor para la economía en cada momento, haya o no haya unas elecciones de por medio. Y si lo mejor en octubre es subir los tipos, tiene que subirlos.
Esto ocurrirá si los alimentos y el combustible siguen subiendo y si el dólar se mantiene díébil. Si el mercado inmobiliario efectivamente da señales de estabilización y si la economía reacciona a las medidas de estímulo fiscales y monetarias, la inflación -no la recesión- será la principal preocupación de los votantes y de la Fed en otoño.
Lo que está menos claro es a quíé partido beneficiará una subida de tipos. Si consigue hacer subir al dólar y moderar el precio del petróleo, los americanos se sentirán mejor sobre la situación económica. Además, los votantes más mayores celebrarán estas subidas porque eleva la remuneración de cuentas y depósitos, que actualmente se encuentran por debajo de la inflación.
Lo cual significa que el candidato que haga la mejor defensa del dólar fuerte y que muestre la mayor capacidad de lucha contra la inflación puede acabar en la Casa Blanca. Según La Monica, los candidatos, en vez de echar la culpa a Bernanke por hacerles perder, pueden acabar dándole las gracias si la Fed sube tipos en octubre.