Nueva Rumasa sigue acumulando impagos cada día que pasa. Según los últimos datos de los listados de morosos, acumula ya casi 250 abonos y compromisos financieros sin atender, por un importe de 101,77 millones de euros.
Lo peor para la familia Ruiz-Mateos es que con las fábricas prácticamente paralizadas ante la falta de materia prima -los proveedores han cortado el suministro por las deudas pendientes- el pasivo sigue creciendo día tras día de forma alarmante.
Con una deuda total de 713 millones, y enfrentada a numerosos embargos en los juzgados de toda España, el conglomerado, compuesto por más de un centenar de sociedades, tiene problemas en casi todos sus negocios.
Bamingo Canarias, que gestiona hoteles en las Islas, es la que tiene la mayor deuda impagada: 24,09 millones de euros. A esta compañía le sigue de cerca el club de fútbol Rayo Vallecano, que debe dinero desde hace casi un año a la plantilla y acumula impagos, fundamentalmente a Hacienda y la Seguridad Social, por un importe de 21,68 millones; el grupo Dhul, con deudas sin abonar por 19,63 millones, y la bodeguera Zoilo Ruiz-Mateos, con 12,48 millones.
Clesa, al borde del abismo
La que registra sin embargo un mayor número de impagados es la láctea madrileña Clesa, que pese a deber sólo 4,6 millones, tiene pendientes de cobrar a 116 acreedores, fundamentalmente cooperativas ganaderas de Aragón, Castilla-La Mancha y Castilla-León.
Según explican desde el sindicato agrario Coag, "la gran mayoría ha cortado ya el suministro y está trabajando para otras empresas, como Central Lechera Asturiana, Leche Río, Lactalis o el grupo Pascual".
Para Clesa, está situación es dramática, porque con la actividad fabril prácticamente paralizada, ha tenido que renunciar a la producción de la marca blanca para las grandes cadenas de distribución y se arriesga a perder definitivamente sus grandes contratos.
Todo ello al margen de las posibles reclamaciones que puedan emprender además las cadenas de hipermercados y supermercados por incumplimiento de los convenios firmados.
Prueba de que la láctea se encuentra en una situación agónica es que el titular del juzgado de lo mercantil número 6 de Madrid, Francisco Javier Vaquer, ha empezado a citar a administradores concursales ante el temor de que se produzca una caída rápida.
Posible concurso necesario
El proceso se puede precipitar además porque hay pequeños acreedores que están planteándose ya instar cuánto antes el concurso necesario. "Si esperamos cuatro meses es posible que nunca lleguemos a cobrar nada, porque la compañía no tenga ya ninguna liquidez", aseguran desde Coag.
Para Nueva Rumasa, la gran esperanza sigue estando en que el fondo norteamericano Oaktree, que está ultimando una auditoría para saber si entra en el capital -la decisión podría tomarse esta misma semana- acabe realizando una inyección de capital. O eso o que algún grupo quiera quedarse con parte de los activos.
Los Ruiz-Mateos han ofrecido las marcas Dhul y Cacaolat a Lactalis y se plantea tambiíén la venta de algunos hoteles, pero la situción no es nada fácil.
Quien parece estar totalmente tranquilo es Manuel Esteve, el empresario catalán que adquirió el pasado diciembre el 5 por ciento de Cacaolat por 9 millones de euros. "Estoy totalmente tranquilo por mi dinero. Yo ya invertí en pagaríés y los cobríé", ha asegurado a elEconomista. Eso sí, por si acaso, firmó una opción de venta que cumple dentro de cinco años.