Cada quien modela su propio universo: el tiempo y espacio como herramientas cognitivas
Nuestro universo se viste de gala cuántica con un fascinante vestido tejido solo a partir de posibilidades; ni el tiempo, ni el espacio, ni el resto de variables cognitivas que hemos creado para entenderlo, existen como parte de su naturaleza: todos somos dioses recreacionales.
Mientras más estudiamos la naturaleza de nuestro universo, su aparente comienzo y su supuesto fin, nos hemos dado cuenta que el explorar galaxias espirales, agujeros negros, y explosiones astrales que renacen en nuevas estrellas, no es suficiente. Al parecer buena parte de las respuestas a lo que concebimos como nuestro universo esta al interior de la conciencia humana.
Y hoy se perfila como un requisito fundamental para inaugurar una nueva era en la comprensión científica frente a nuestro universo, y frente a la perfección de su diseño, la conciencia de que nuestro eje lineal de tiempo y espacio son meros recursos psicoculturales que la humanidad generó para facilitar su exploración del cosmos. En este sentido es importante enfatizar en que el funcionamiento de nuestro universo no depende en lo absoluto de estos patrones que le hemos asignado, en busca de entender su origen y destino, y que ni siquiera son parte de su esencia.
Durante siglos se han gestado argumentos científicos que perciben el universo como algo que esta “ahí afuera†y que representa un escenario al que nosotros llegamos individualmente. Estos modelos presumen la existencia de una realidad absoluta que esta ahí independientemente de nuestra presencia. Afortunadamente para nosotros desde hace ya varias díécadas comenzó a pulsar una nueva corriente de pensamiento científico que parece demostrar precisamente lo contrario: la física cuántica. Uno de los postulados fundamentales de esta perspectiva es que el observador altera en sí la realidad, y que dependiendo de la estructuración de su psique y su percepción, la realidad en juego será moldeada.
Estamos en un universo que descansa en posibilidades y no en absolutos, y evidentemente la filosofía binaria, algo es o no es, ha comprobado sus limitaciones para profundizar en un entendimiento sensiblemente fáctico del universo, y aceleradamente cede terreno a una perspectiva donde la realidad se basa en pulsos que emiten posibilidades y no leyes o reglas definitivas.