Por este motivo cualquiera puede terminar con una pareja manipuladora, que nos controla, que nos maltrata psicológicamente, de tal forma que no nos daremos cuenta en sí hasta que no podamos ser conscientes por nosotros mismos de la persona con la que nos encontramos realmente.
Debemos quitarle la máscara, pero antes existen unas pautas o señales de alarma que pueden indicarnos si nos encontramos o no conviviendo o manteniendo una relación con una persona manipuladora.
¿Cómo es el perfil de una persona manipuladora?
Generalmente la persona manipuladora tiende a identificarse porque suele generar emociones extremas desde un primer instante, de tal manera que la convivencia con este sujeto casi se anticipa como sumamente complicada y conflictiva.
Suele demandar a aquellos que le rodean que solucionen sus problemas, haciíéndoles culpables de ellos, especialmente si no los solucionan o no le ayudan (va de víctima).
Una de las “virtudes†de estas personas es que provocan miedo en aquellos que le llevan la contraria, que no cumplen sus deseos, enfadándose terriblemente con ellos.
Tienden a confundir a los demás porque suele criticar tanto si una persona hace una cosa como si hace la contraria, de forma que se podría decir que nada le parece bien ni correcto.
Incomodidad encubierta
Sea como fuera, suele ser difícil darse cuenta de que estamos siendo manipulados. Generalmente, la persona identifica una serie de sentimientos como culpabilidad, se descubre haciendo cosas que realmente no quiere hacer, solo por agradar a otra persona; estos sentimientos nos demuestran que realmente lo que está ocurriendo es que estamos renunciando a nuestros valores y principios y que estamos satisfaciendo los valores y principios de otra persona, dejando los nuestros a un lado, de ahí la incomodidad encubierta.
La manipulación
En un principio la manipulación puede ser algo muy sutil, apenas perceptible y además, nosotros caeremos en ella con agrado ya que no somos conscientes de lo que está ocurriendo. Cuando esta forma sutil no causa efecto, se suele recurrir a un nivel superior en el que entra en juego el chantaje emocional: aquí aparecen la crítica, la culpa, la vergí¼enza, etc con tal de que el otro haga lo que yo quiero. En un nivel más elevado aparecerá la agresión física, será la manipulación llevada al extremo.
Para que exista manipulación son necesarias dos partes, evidentemente, una persona sola no podrá manipularse a sí misma, siempre necesitará a otro para interactuar. Esta relación siempre va a resultar descompensada, asimíétrica, ya que siempre encontraremos una parte que gana y consigue lo que quiere, y otra que pierde.
En las relaciones de pareja podremos encontrar muchas veces que los papeles se intercambian dependiendo de la situación. Según para quíé cosas la mujer es la manipuladora y para otras será la manipulada, lo mismo ocurrirá con el marido. Las cosas empezarán a complicarse siempre que exista una parte que siempre manipula y otra que siempre se deja manipular.
Para conseguir su objetivo el manipulador pondrá en práctica varias estrategias, entre las cuales está la crítica, la amenaza y la culpa.
El perfil del manipulador
El perfil del manipulador se caracteriza por una serie de pensamientos basados en unas normas rígidas : los “deberíaâ€; es decir, la persona está convencida de que las cosas “deberían†ser como ella quiere y de que los demás “deberían†ayudarle a que así sean. Como ya he dicho estas normas rígidas impedirán al manipulador ponerse en el lugar de la otra persona, con lo cual hará todo lo posible para conseguir que las cosas sean como íél considera que “deben†ser.
Para conseguir su objetivo el manipulador pondrá en práctica varias estrategias, entre las cuales está la crítica, la amenaza y la culpa. La persona que es víctima de la manipulación siempre hará algo por defenderse de ella o por eludir las críticas, esto será un aliciente para que el manipulador siga adelante.
En muchas ocasiones, para no ser criticada o amenazada, la persona manipulada hará lo que el manipulador le pide con tal de eludir las críticas, así alimenta las acciones del otro y lo ayuda a mantener su actitud. En otras palabras, si el manipulador consigue lo que quiere con una serie de estrategias, está claro que las repetirá en un futuro, ya que le han sido útiles para conseguir sus objetivos.
En una relación de pareja los roles de manipulador y manipulado van a aparecer muy a menudo y en los dos miembros de la pareja. Generalmente no existirá problema si esta manipulación se hace de manera sutil, el otro estará dispuesto a hacer lo que se le pide ya que la manipulación es indirecta y encubierta, es más , lo hará con gusto; a su vez, si en otras ocasiones futuras los roles se cambian y el otro acepta la manipulación de buen grado, tampoco habrá problemas, de momento está compensada la relación. Los problemas surgirán cuando siempre sea el mismo miembro de la pareja el que intenta manipular y sobre todo si se hace con tíécnicas más invasoras como la amenaza o la crítica, la pareja se pondrá a la defensiva y surgirán los problemas más graves.
¿Cómo detectar si se está siendo manipulado por el otro?
Lo mejor para poder detectarlo es parándose a pensar quíé es lo que se está sintiendo en presencia del otro , si se siente culpa, miedo, inseguridad, asco, vergí¼enza, probablemente es que estamos siendo manipulados.
Normalmente en una relación buena de pareja, estas sensaciones negativas no se dan, por esto hay que estar pendiente y alerta para detectarlo a tiempo.
Otra forma de saberlo es preguntándote si lo que estas habiendo en ese preciso momento es lo que querías hacer, si esto no es así es que te estas saltando tus principios y valores por alguien, detecta quien es ese alguien y ahí tendrás a tu manipulador.