Las tabaqueras prevíén un descenso del 15% en la venta de cigarrillos, acentuado por el alza del contrabando tras la subida de impuestos.
El Gobierno podría no ver cumplido este año su objetivo de recaudar 9.054 millones de euros por impuestos del tabaco, cifra que supone un crecimiento del 24% sobre 2010. Si las previsiones que manejan algunas tabaqueras se cumplen, los ingresos a las arcas del Estado derivados de los impuestos especiales de los cigarrillos podrían quedarse en el mismo nivel del pasado ejercicio cuando sumaron 7.400 millones.
Es decir, el Ejecutivo podría dejar de ingresar 1.600 millones. De esta forma, la última subida fiscal de diciembre de 2010 quedaría sin efectos prácticos en el incremento de la recaudación, uno de los argumentos para llevarla a cabo.
La mayor presión fiscal obligó a las compañías a subir entre 0,35 y 0,40 euros por cajetilla los precios de venta al público. La subida de los precios y la prohibición de fumar en espacios públicos se han traducido en una caída de las ventas del 27% en los dos primeros meses del año. Los expertos atribuyen una buena parte de este descenso al contrabando, un fenómeno que podría estar detrás de la píérdida de la mitad de la recaudación prevista este año.
Al detalle
Para el conjunto del ejercicio, el sector estima una ralentización de la caída de ventas y la sitúa en un 15%, es decir, 3.078 millones de cajetillas. Otras compañías son más pesimistas y elevan el retroceso del mercado hasta el 20% para el conjunto del año. En 2010, las ventas de cigarrillos cayeron un 10,97%, hasta 3.621,35 millones de cajetillas.
Para este año, en la situación más optimista (caída del 15%), las tabaqueras asumen que la mitad de este retroceso está provocado por el tabaco de contrabando, que equivaldría al 7% de las ventas totales.
Esta cifra preocupa, y mucho, al sector, que recuerda que íéste era un fenómeno prácticamente erradicado en España, tras alcanzar una cifra histórica del 16% en 1993. El resto del descenso del mercado de cigarrillos vendría de factores como exfumadores o consumidores que optan por otros productos, como el tabaco de liar.
Todas las fuentes consultadas matizan, no obstante, que este porcentaje de tabaco ilegal es una estimación que se realiza a partir de las capturas realizadas por las fuerzas de seguridad del Estado. En 2010, la incautación aumentó un 47%, hasta 12,7 millones de cajetillas ilegales. Las tabaqueras estiman que el tabaco ilegal incautado suele representar entre siete y diez veces el total existente.
Bajo esta premisa, las empresas sitúan el tabaco ilegal al cierre de 2010 en una horquilla de entre 24 millones de cajetillas (menos del 1%) y 127 millones (3,5%). El tabaco ilícito se disparó en los últimos tres meses. Altadis lo sitúa ahora en el 5,8%, aunque en Andalucía rondaría el 10% y en ciertas provincias como Málaga, Cádiz o Sevilla llegaría al 20%.
Falsificaciones chinas
Frente a etapas pasadas en las que el grueso del tabaco ilícito procedía del contrabando, en la actualidad, el 95% de las aprehensiones correspondió a tabaco chino falsificado. Las mafias asiáticas están introduciendo copias de casi todas las marcas, incluso de las más asequibles, como Ducados Rubio.
El desarrollo del tabaco ilícito no sólo afecta a los ingresos del Estado, aunque este es el ámbito más perjudicado, ya que, por cada punto cae el mercado, el Gobierno pierde alrededor de cien millones de euros de recaudación del tabaco.
Tambiíén reduce los ingresos de los estancos, cuya comisión es del 8,5% sobre el precio de venta al público una cajetilla de tabaco. Así, bajo la premisa de que el tabaco ilícito puede mover este año entre 225 y 250 millones de cajetillas, los estanqueros podrían perder entre 68,8 y 76,5 millones de euros de ingresos.
Recargo
Para el sector hostelero, la factura podría ascender a 11,25 y 12,5 millones, si se considera que un tercio de las ventas se realiza a travíés de este canal que aplica un recargo de 0,15 euros por cajetilla.
Los bares y restaurantes se enfrentan además a un problema añadido con la prohibición de fumar en sus establecimientos. El sector estima que podrían desaparecer un veinte por ciento de las máquinas expendedoras instaladas por falta de rentabilidad, pues para ganar 150 euros hay que vender mil cajetillas mensuales. Es la pescadilla que se muerde la cola.