Despuíés de un fin de semana freníético de reuniones, presiones y negociaciones, el consejo de CAM (Caja del Mediterráneo) ha optado por ceder a las pretensiones de Cajastur como la menos mala de las soluciones posibles para la amenaza de ruptura de Banco Base, la fusión virtual (SIP) firmada por ambas entidades junto a las cajas de Extremadura y Cantabria. Así lo aseguran fuentes políticas valencianas, que añaden que no ha sido posible buscar otro socio de urgencia para la entidad alicantina, pese a haberlo intentado con La Caixa y Mare Nostrum.
De todas formas, se trata de una solución provisional para salvar el fin del plazo para presentar los planes de recapitalización de las entidades, que vence hoy. La verdadera prueba de fuego llegará pasado mañana, día 30, cuando CAM celebre la asamblea que debe aprobar el SIP. Y ahí se verá si pueden más las presiones del Banco de España o la actitud de buena parte de los gestores de la caja alicantina, que prefieren soltar amarras con Cajastur y seguir en solitario aunque sea bajo el control del FROB (fuentes de la entidad recuerdan que ya cotizan en bolsa mediante cuotas participativas y que sería sencillo alcanzar el 8% de capital).
Según las fuentes consultadas, este fin de semana la CAM ha mantenido conversaciones con varias entidades para buscar una alternativa. Las más intensas se han celebrado con La Caixa y Banco Mare Nostrum (fusión de las cajas de Murcia, Granada, Sa Nostra y Penedí¨s), pero no han fructificado.
Este fracaso se ha debido, en primer lugar, a la premura de tiempo, pero tambiíén a otros factores. En el caso de la caja catalana, a motivos políticos -la Generalitat Valenciana se niega en redondo a esta posibilidad- y, en el de Mare Nostrum, a motivos económicos: el proyecto está muy avanzado, por lo que resultaría muy complicado añadir un nuevo socio. Además, la CAM ya rechazó integrarse en íél antes de unirse con Cajastur por los poderes absolutos que exigía Carlos Egea, presidente de la caja murciana.
Así las cosas, lo que va a hacer la CAM en el consejo de Banco Base que se celebra esta tarde es aceptar las pretensiones de Cajastur de que la entrada del FROB se haga a costa de la participación de CAM en vez de reducir a partes iguales la suya y la de la caja asturiana. Ambas entidades poseen un 40% del capital, Extremadura tiene el 11% y Cantabria, el 9%. La inyección del FROB que necesita el SIP es de 1.447 millones, según el supervisor, equivalente al 18% de sus fondos propios. La lógica de Cajastur es que, si el SIP necesita capital público, es por culpa de los problemas de la alicantina, por lo que debe ser íésta la que asuma la carga de esta inyección.
í“rdago de Cajastur
Cajastur anunció el jueves pasado su intención de romper el acuerdo de fusión con CAM al descubrir que las cifras de morosidad, capital y activos inmobiliarios de la alicantina eran mucho peores de lo inicialmente estimado, lo que hace "inviable" la integración porque pone en peligro al resto de cajas participantes. Pero en realidad se trata de un órdago de Manuel Meníéndez, presidente de la asturiana, para hacerse con el control absoluto de la entidad fusionada. Y lo lanzó a tan sólo unos días de la fecha tope para que todas las entidades presenten al Banco de España sus planes de recapitalización.
Esta situación ha provocado la mediación tanto del gobernador del Banco de España, Miguel íngel Fernández Ordóñez, como del presidente de la CECA, Isidre Fainíé, para buscar una solución que evite la ruptura de Banco Base. Incluso se ha llegado a plantear la posibilidad de una intervención de la CAM. Hay varios bancos potencialmente interesados en hacerse con la caja alicantina, pero entrarían una vez que haya recibido los fondos públicos del FROB.
Meníéndez no ha conseguido hasta ahora tomar el control de CAM, que se ha resistido a todos sus intentos e incluso ha impuesto su modelo organizativo en el SIP. De hecho, la alicantina se opuso desde el primer momento a los plenos poderes que exigía el presidente de Cajastur, al considerar que no tenía "suficiente bagaje para liderar el SIP". Ya estuvo a punto de hacer naufragar la operación en julio de 2010 por el blindaje de Meníéndez, cuando el propio MAFO tuvo que 'obligar' a ambas entidades a culminar la unión.