Hace un par de semanas el Ministerio de Industria lanzó a los cuatro vientos que en abril la tarifa elíéctrica iba a quedar congelada. Más tarde matizó que esto sería así "para 20 millones de consumidores". Del resto, hasta nueve millones más, el departamento que dirige Miguel Sebastián, ha venido a decir que no se siente responsable, pues son clientes que están en el mercado libre: los de más de 10 kW (casi dos millones de puntos de suministro), porque no tienen derecho a la tarifa de último recurso (TUR) y el resto (casi siete millones) porque han optado tambiíén por una liberalización que, en realidad, les va a costar cara.
Pero el mensaje oficial no responde del todo a la realidad. Una parte importante de la factura elíéctrica, la tarifa de acceso o peajes, sí ha subido de forma considerable. Esta la pagan la totalidad de los clientes y ni siquiera los que tienen TUR (los domíésticos con menos de 10 kW de potencia contratada, cuya factura ha sido congelada) se han librado de su subida. La única diferencia es que, en el caso de estos clientes, el coste de la energía (que se determina en las subastas Cesur) ha experimentado una rebaja, con la cual el ministerio ha compensado el aumento de los peajes. De esta manera, la factura en abril no les variará.
Sin embargo, el incremento de la tarifa de acceso subyace ya en su recibo y se dejará notar en el futuro. Se da además la circunstancia de que dicho incremento es sustancialmente mayor para los pequeños consumidores. Aunque la subida media es algo más de un 10%, las de baja tensión (justo los que tienen derecho a TUR) y sin discriminación horaria han aumentado un 15%; las de media tensión, una media del 7% y las de alta tensión, superior a un kilovoltio (los grandes consumidores industriales), un 2%.
En los dos primeros casos, han subido por encima de lo que el Ministerio de Industria proponía (un 12,5% y un 9%, respectivamente), mientras que la última se mantiene en el 2%.
En su informe sobre la orden de tarifas de abril, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) critica la gran dispersión en la facturación media entre los distintos colectivos de consumidores, lo que, siendo la tarifa de acceso la que financia el díéficit, provoca que no todos los consumidores los sufraguen en la misma proporción.
En este sentido, según los datos del regulador, entre los años 2006 y 2011 el mayor incremento medio acumulado ha sido el de las tarifas de media tensión, seguidos de los de baja. Por el contrario, los grandes clientes de muy alta tensión han visto reducir su facturación media un 31,6% en ese periodo.
No obstante, en el consejo consultivo en el que se debatió la orden de tarifas, la asociación de grandes consumidores de energía, Aege, señaló que los peajes han subido un 80% desde 2008 y, en su opinión, la subida del 2% causa un impacto negativo a las empresas, por lo que propuso su congelación. Además, la gran industria considera que la revisión trimestral de los peajes "genera un estado de incertidumbre, que en nada favorece a las fábricas y el empleo".
Pero son quizás los consumidores de tipo medio, que fueron expulsados de la TUR hace más de un año (por tener más de 10 kW de potencia contratada) y no han logrado formalizar un contrato en el mercado libre, los que más van a sufrir las consecuencias del alza de los peajes de acceso. Y es que a estos clientes (137.000) ya se les aplica un recargo del 20% por la tarifa que mantienen provisionalmente. Muchos de ellos son organismos públicos.
Dada la falsa congelación tarifaria, muchos ciudadanos se volverán a encontrar con la desagradable sorpresa de facturas elevadas (ahora o en el futuro) que no comprenden. Y es que muchos consumidores no son conscientes de haber pasado al mercado libre (porque desconocen su sentido o porque las elíéctricas trasvasan con facilidad a los suyos propios, desde su comercializadora de último recurso a la del mercado libre). Lejos de que los descuentos que se les ofrecen les supongan una bajada de la factura, esta se incrementa misteriosamente. Y es que deben firmar nuevos contratos con la distribuidora y la comercializadora libre, que les pasan distintas facturas desde el primer mes.
Son frecuentes tambiíén prácticas poco ortodoxas de captación de clientes: "Sabe usted que le está facturando una empresa catalana", suelen decir los comerciales de Endesa a los clientes de Gas Natural Fenosa en Madrid a los que quieren atraer, tal como han denunciado muchos de ellos a la compañía producto de la fusión entre la gasística y Unión Fenosa.
Tambiíén ocurre que, sin saberlo, muchos domíésticos cuentan con una potencia instalada superior a la que realmente necesitan, por lo que pagan tarifas más altas. Y en caso de solicitar una bajada de la potencia, la empresa se niega en rotundo.
El sistema elíéctrico se ha convertido en un arcano que hace imposible cualquier competencia real. Además, la parte regulada de la factura (la tarifa de acceso) se ha convertido en una losa. Con ella se financia una hipoteca que resulta imparable: el díéficit de tarifa (17.700 millones a 31 de diciembre) cuya titulización supone el pago de unos intereses de entre el 5% y el 6% en la tarifa, que se incorporarán a gran velocidad, de manera que el aplazamiento del pago de la deuda (que se hace para evitar subidas fuertes) dejará de ser efectivo.
En ciertos ámbitos del Gobierno se planteó proponer una quita a las elíéctricas a cambio de la titulización, a lo que el Ministerio de Industria y, por supuesto, las compañías, se opusieron.