La salida de la crisis será más lenta de lo previsto. Incluso de lo estimado inicialmente por el Gobierno, que ayer revisó a la baja en dos y tres díécimas el crecimiento del PIB para 2012 y 2013, respectivamente. Lo más relevante, sin embargo, tiene que ver con el empleo, que apenas crecerá dos díécimas este año (unos 35.000 puestos de trabajo) y un 1,4% el próximo. Esto significa que la economía española –si se cumplen las previsiones- está condenada a convivir con altísimos niveles de desempleo hasta mediados de la presente díécada.
De hecho, el paro no bajará del 16% hasta 2015, según el Ejecutivo. O lo que es lo mismo, cuatro millones de parados aplicando al periodo el crecimiento medio anual de la población activa registrado entre 2005 y 2010, y que se situó en el 1,84%. Un periodo representativo ya que comprende tanto íépocas de fuerte expansión económica como de contracción del pib.
Las nuevas previsiones económicas del Gobierno suponen un frenazo en la senda de la recuperación que había previsto el Ejecutivo. Hace ahora un año, la actualización del Programa de Estabilidad del Reino de España preveía un crecimiento del pib del 1,8% este año, un 2,9% en 2012 y un 3,1% en 2013. Pero ahora el Ejecutivo estima un crecimiento del 1,3% este año, y un 2,3% y un 2,4% los dos próximos ejercicios. Aquellas previsiones fueron posteriormente tambiíén revisadas a la baja en medio de las turbulencias financieras.
Menor crecimiento significa menor capacidad de la economía para generar puestos de trabajo, y eso explica que la tasa de paro vaya a cerrar este año -en el mejor de los casos- en un 19,8% despuíés de tres años de crisis. O dicho en otros tíérminos, apenas se crearán 35.000 empleos a tiempo completo –si se cumplen las previsiones de la vicepresidenta Salgado- en un país que al acabar este trimestre rondará los cinco millones de desocupados. Una cifra psicológica que, según la ministra de Economía, no se va a traspasar. Celestino Corbacho, el anterior ministro de Trabajo, tambiíén dijo que España nunca llegaría a tener cuatro millones de parados.
El hecho de que el desempleo no vaya a bajar del 16% hasta comienzos del año 2015 da idea de la intensidad de la crisis. Se trata de un problema crónico que afectará a las cuentas públicas, pero ayer Salgado insistió en que el objetivo de reducción del díéficit público (un 6% este año y un 3% en 2013) es irrenunciable.
Previsiones optimistas
La atonía en la creación de puestos de trabajo tiene que ver con el nulo comportamiento de la demanda interna (consumo público, privado e inversiones), que crecerá este año un 0,0%, sostiene el Ejecutivo. La previsión es incluso optimista con la que prevíén los analistas. Los 17 institutos de coyuntura que participan en el consenso de Funcas estiman una caída de la demanda interna de tres díécimas. Igualmente, prevíén un crecimiento del PIB del 0,8% este año, en línea con lo previsto por el Banco de España. El Gobierno, por lo tanto, se ha situado en la banda alta de las previsiones pese a que los riesgos son a la baja: subida del petróleo, pinchazo del ahorro de las familias (caída de cinco punto de su renta disponible en sólo un año) o aumento de los tipos de interíés.
Nuevamente, el Gobierno tira del sector exterior para justificar sus previsiones. En su opinión, las exportaciones crecerán este año casi el triple que las importaciones (8,3% frente al 3%), lo que explica una aportación positiva de la demanda externa equivalente a 1,3 puntos porcentuales. Es decir, que el 100% del crecimiento tendrá que ver con la evolución del saldo exterior, ya que la demanda interna no sumará nada. Mientras que el consumo privado crecerá un 0,9%, el gasto público se contraerá un 1,3% en línea con la política de ajuste y la escasez de los ingresos públicos.
El problema no es que el margen de maniobra del Ejecutivo para hacer una política fiscal menos restrictiva sea nulo, sino que desde el lado de los ingresos la recaudación sigue bajo mínimos. Precisamente, por el mal comportamiento del empleo, que lastra el consumo y, por ende, los ingresos públicos.
La mejora del sector exterior permitirá, al menos, corregir el fuerte desequilibrio de la balanza de pagos. Y en este sentido el Gobierno es extremadamente optimista. Prevíé que las necesidades de financiación frente al exterior representen tan sólo el 2% del producto interior bruto en 2014, la quinta parte que al comenzar la crisis. De cumplirse esta previsión se estaría ante un hecho histórico, ya que en un contexto de mayor crecimiento del consumo (1,3%) se reduce el díéficit exterior, algo que nunca ha sucedido salvo despuíés de una devaluación. Algo imposible en un área de unión monetaria.
Maquillaje en las cuentas de Cataluña
En relación al díéficit público lo único que está claro es que la senda de reducción no se tocará, ni por supuesto el previsto para las comunidades autónomas. Y en este sentido, aclaró que "no tiene ningún sentido" continuar con la "tensión" entre Hacienda y la Generalitat de Cataluña. Por ello, da por superado que hayan acusado a la administración central de empujarles a maquillar sus cuentas.
"Esta historia del maquillaje voy a hacer como si no la hubiera escuchado", dijo Salgado en relación a la filtración de una carta en la que el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, sugería al conseller de Economía de Cataluña, Andreu Mas-Colell, la vía de subir los impuestos dependientes de la administración catalana para aumentar los ingresos.
La vicepresidenta aseguró que acciones como la publicación de esta carta "no contribuyen a la generación de confianza", y por eso su ministerio no publicará la misiva a la que se daba respuesta