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Autor Tema: Argentina en la era del litio...  (Leído 285 veces)

OCIN

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Argentina en la era del litio...
« en: Abril 12, 2011, 12:10:28 pm »
por...  http://www.pagina12.com.ar

Las sucesivas eras de Piedra, de Cobre, Bronce, Hierro, Carbón, Petróleo, hasta la Era Atómica, no son más que el trazo a mano alzada que el progreso humano escribe en el tiempo a partir del uso, explotación y aplicación tecnológica de diferentes recursos. Metalúrgicamente hablando, hay indicios de una nueva alborada: la era del litio.
Para la tecnologí­a, el litio es la fiebre. Como el oro y los metales preciosos lo fueron para los conquistadores del Perú. Ante su relativa escasez, los barones de la alta tecnologí­a y las principales automotrices hacen pública su preferencia por el litio, que si bien en sí­ no es una fuente de energí­a, es esencial en el desarrollo de baterí­as de almacenamiento elíéctrico (en celulares, notebooks, satíélites, automóviles) para este futuro próximo cada vez más dependiente de fuentes de energí­a renovables.

Es que la proliferación viral de las nuevas tecnologí­as que modifican la textura del mundo sólo oculta la absoluta dependencia que esta modernidad tiene con los recursos minerales, los metales y los combustibles fósiles. Como dicen los geólogos: lo que necesitamos, si no se cultiva, hay que extraerlo del suelo.

El valioso litio es un elemento quí­mico de la familia de los metales alcalinos y es extraí­do del agua del salar. A travíés de un proceso simple de bombeo y evaporación, se logra la precipitación de distintas sales, quedando un residuo enriquecido de litio, cuyos valores de concentración se calculan en alrededor de 300 gramos por tonelada de salmuera.

PILAS Y POLITICA ECONOMICA
Pero más allá de la pura quí­mica en torno del litio hay cuestiones geopolí­ticas, económicas y ambientales que requieren debatirse. Las baterí­as de litio ion fueron una idea que desde la Universidad de Binghamton en el año 1970 se le propuso a Exxon. Su recargabilidad se descubrió en el año 1982 en el Instituto de Tecnologí­a de Illinois. El litio es el metal más liviano (el tercer elemento en la Tabla Periódica), tiene el mayor potencial electroquí­mico y proporciona la mayor densidad de energí­a. Las baterí­as recargables que usan litio son capaces de proporcionar tanto una elevada tensión como una excelente capacidad, produciendo una densidad de energí­a alta. En 1991 Sony comercializó la primera baterí­a de litio ion y revolucionó la industria electrónica de los equipos portátiles, luego le siguieron otros fabricantes.

Hoy en dí­a, las baterí­as de li-ion son las que más se comercializan. “Se calientan poco y desplazaron a las de ní­quel cadmio”, explica el quí­mico Juan Collet del Departamento de Materiales de la CNEA. Para íél, el litio es sinónimo de energí­a en el espacio, ya que “por reglamentación, todas las misiones satelitales tienen que usar celdas de litio ion, que son más livianas y menos peligrosas que las anteriores de hidrógeno ní­quel” y en los futuros reactores nucleares a fusión, “porque se utiliza como transportador de energí­a y como refrigerante”.

La historia de este elemento se remonta al universo primitivo. El litio –el núcleo de litio– es el misterioso tercer jinete del Big Bang, que junto al helio y al hidrógeno serí­an los elementos primordiales, producidos por sí­ntesis nuclear tras el primer estallido y los primeros segundos del universo. Su etimologí­a viene del griego y significa “piedrecita”.

Y hablando del Big Bang, la Argentina podrí­a encaminarse a una gran explosión productiva de su mano, dado que cuenta con la tercera reserva del mundo y es uno de los víértices del triángulo que Forbes llamó “la Arabia Saudita del litio”.

El paí­s ocupa el tercer lugar en importancia en cuanto a reservas mundiales de este petróleo blanco, que se estiman en once millones de toneladas míétricas (tnm), detrás de Bolivia, que concentra el 50 por ciento en el salar de Uyuni, y Chile, que tiene el 25 por ciento con el salar de Atacama. En total, las salinas de la Argentina, Bolivia y Chile concentran el 85 por ciento de las reservas mundiales del mineral, y según adelanta el biólogo Rodolfo Tecchi, director de la Agencia Nacional de Promoción Cientí­fica, “el paí­s tiene la oportunidad para participar en la próxima revolución industrial, y frente a este recurso, salir del rol de mero proveedor de materia prima. El litio puede constituirse en un punto de inflexión en el modelo de explotación minera a partir del desarrollo de tecnologí­a de punta”.

Es cuestión de hacer cuentas. La tonelada de carbonato de litio cotiza hoy a unos seis mil dólares, en el 2003 cotizaba a 350 dólares. Una baterí­a de litio se fabrica con cinco kilos y cuesta unos 25 mil dólares.

Pero no es la primera vez que el litio camina por el trampolí­n hipotíético del desarrollo nacional. Ya en la díécada del ’50 Ronald Richter al frente del Proyecto Huemul utilizó litio como reactivo en sus experimentos. Y si bien embarcaba al paí­s en el sensacional fraude del dominio de la fusión nuclear, el descubrimiento del fraude dejó implantado el germen de la temprana investigación nuclear argentina.

TERRITORIALIZACION
¿Quíé hace rico a un territorio? ¿La mera contemplación de los recursos naturales o la posibilidad de una explotación amigable, para desarrollar una industria?

A la par de las potencias mundiales que lo consideran un recurso estratíégico, la provincia de Jujuy fue la primera en pisar fuerte. Mediante el Decreto Acuerdo Nº 7592 del 2 de marzo pasado, declara de interíés las reservas minerales que contengan litio poniendo el acento en la protección ambiental de sus ecosistemas sumamente frágiles y crea un comitíé cientí­fico que deberá analizar cada proyecto de exploración y explotación de litio.

La ventaja aparente es que esas reservas se localizan en forma de salmueras en Jujuy, Salta y Catamarca, sin necesidad de exploración subterránea, lo cual permite que su explotación sea eficiente y amigable con el medio ambiente.

El primero en vislumbrar el potencial del litio en la Puna fue Luciano Catalano en la díécada de 1920, que tuvo el míérito de advertir el valor del litio de los salares, mucho antes de la fiebre de las baterí­as para celulares y notebooks. Catalano es casi un desconocido para la historia de la ciencia argentina, que se doctoró en quí­mica, se especializó en geologí­a y mineralogí­a, y al que se le deben los primeros trabajos sobre hierro en Zapla, uranio en Córdoba y los boratos de la Puna. Tiempo despuíés, en 1964 publicó un trabajo anticipatorio “El litio: una nueva fuente de energí­a natural”, donde mapea los yacimientos de litio, avizora posibles usos futuros, el rol del Estado y las empresas.

El íénfasis lo pone en que los “minerales estratíégicos” deben recibir “valor agregado” en el paí­s, para “crear riqueza social, capacidad tíécnica, y no exportar mera materia prima, lo cual genera pobreza y atraso”. Sin dudas, una disyuntiva contemporánea es ser exportadores a granel de la commodity del futuro o desarrollar una nueva industria de energí­a. ¿Quíé vale más: una tonelada de litio o un kilo de baterí­a?

Algunas respuestas tal vez se arriesguen los próximos 28 y 29 de abril en San Salvador de Jujuy en el primer seminario que organizan los ministerios nacionales de Ciencia y Tecnologí­a e Industria y el gobierno de Jujuy, con expertos de Conicet, UBA, Conea, Invap, Universidad Nacional de Tucumán y de la Corporación Minera de Bolivia. Prometen analizar en profundidad la posibilidad cierta de que el sistema de ciencia y tecnologí­a argentino se incorpore o no a esta “carrera” por el conocimiento y manejo de las tecnologí­as de industrialización de litio


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