El 'banco malo' o la fórmula para aplazar los problemas
Fuente: Cinco Días
Aunque el tíérmino ha resultado políémico, por peyorativo, la creación de los llamados bancos malos es señalada por la mayoría de expertos como la solución menos dañina frente al lastre que supone el suelo en los balances de la banca. La primera entidad que optó por esta estructura fue La Caixa, que para crear Caixabank apartará todo el componente inmobiliario en una sociedad independiente al negocio bancario. El modelo ha sido seguido por Bankia (el grupo de cajas que lideran Caja Madrid y Bancaja) aunque con ciertos matices diferentes. Su modelo resulta paradigmático. El grupo no sacará todo el ladrillo de la firma cotizada, sino que solo apartará los activos que puedan espantar al inversor privado: todo el suelo que acumula, fundamentalmente, que pasará al interior del Banco Financiero y de Ahorro, la unión de cajas que controlará la cotizada.
"No deja de ser una patada hacia adelante, una forma de aplazar el problema. Pero este es tan grave que tampoco se puede arreglar de golpe. Crear estas sociedades es la solución menos mala", apunta Nicolás Llari, de la consultora Richard Ellis. "Es una buena alternativa" agrega Julio Gil, de Horizone, que defiende que "sacar los activos tóxicos del balance puede ayudar a las entidades a captar el capital necesario" para hacer rentable el negocio y cubrir con los beneficios el riesgo que suponen los inmuebles adjudicados.
"La clave, si se hace, es que se haga rápido. Las cajas no están siendo proactivas y lo que el inversor percibe es improvisación. Se está haciendo muy a la española, lentamente y sumando cambios poco a poco", exponen desde una entidad anglosajona.
Luis Caramíés, catedrático de Sistemas Fiscales y Hacienda Pública de la Universidad de Santiago de Compostela, aduce que si el negocio bancario no resulta lo suficientemente rentable como para cubrir el riesgo del ladrillo que se ha apartado, al final "crear un banco malo sería una forma de trasladar las píérdidas al contribuyente, vía ayudas estatales". "Dado que solo el 15% del suelo que tienen en balance tendrá una salida comercial", la carga puede terminar siendo "insoportable", concluye. Josíé Luis Miró, de Knight Frank, apunta bajo esta misma perspectiva que en otros países, como Irlanda, se han creado bancos malos puros en los que se han "aglutinado todos los suelos no planificables", que no tendrán salida ni a largo plazo.