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Autor Tema: Los Esenios  (Leído 805 veces)

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Los Esenios
« en: Abril 16, 2011, 05:28:18 pm »
Cita:
Los Esenios eran una congregación judí­a, cuyo origen se remonta al hijo adoptivo de Moisíés, llamado Esíén, aproximadamente 1.500 años a.C.

Sobre el origen de la palabra esenios se han tejido varias hipótesis: puede significar "santos", en griego oseeos, una referencia a "los piadosos" hasidei, en arameo hesíé; o venir del hebreo, osei hacedores (de la Ley), eí§a consejo o assayya sanadores o terapeutas. El Talmud los llamó "bautistas matinales" (tovilíé shahrit). Escritos árabes se refieren a ellos como magaritas, "de las cuevas".

Se ha especulado con que Jesús de Nazaret y Juan el Bautista tení­an relaciones con ellos o incluso pertenecí­an a la congregación. Entre ellos se ha querido ver el germen del cristianismo y Renan llegó a escribir que "el cristianismo fue en gran medida el esenismo triunfante".



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Re: Los Esenios
« Respuesta #1 en: Abril 16, 2011, 05:31:17 pm »


Cita:
La comunidad de Qumrán, se autosostení­a con los trabajos agrí­colas. En las ruinas es notable el número de depósitos de agua. Estos eran imprescindibles para las necesidades fí­sicas de la comunidad en medio del desierto, pero tambiíén desempeñaban una parte importante de su ritual, que incluí­a numerosos lavados. Se sabe tambiíén que dentro de sus leyes y deberes los esenios eran vegetarianos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Esenios

Un estracto de El Evangelio Esenio de La Paz:



Cita:
Jesús respondió: "Así­ sea según vuestra fe", y se sentó entre ellos diciendo:

Fue dicho a aquellos de los antiguos tiempos: "Honra a tu Padre Celestial y a tu Madre Terrenal y cumple sus mandamientos, para que tus dí­as sean cuantiosos sobre la tierra". Y luego se les dio el siguiente mandamiento: "No matarás", pues Dios da a todos la vida, y lo que Dios ha dado no debe el hombre arrebatarlo. Pues en verdad os digo que de una misma Madre procede cuanto vive sobre la tierra. Por tanto quien mata, mata a su hermano. Y de íél se alejará la Madre Terrenal y le retirará sus pechos vivificadores. Y se apartarán de íél sus ángeles y Satán tendrá su morada en su cuerpo. Y la carne de los animales muertos en su cuerpo se convertirá en su propia tumba. Pues en verdad os digo que quien mata se mata a sí­ mismo, y quien come la carne de animales muertos come del cuerpo de la muerte. Pues cada gota de su sangre se mezcla con la suya y la envenena; su respiración es un hedor; su carne se llena de forúnculos; sus huesos se convierten en yeso; sus intestinos se llenan de descomposición; sus ojos se llenan de costras; y sus oí­dos de ceras. Y su muerte será la suya propia. Pues solamente en el servicio de vuestro Padre Celestial son vuestras deudas de siete años perdonadas en siete dí­as. Mientras que Satán no os perdona nada y debíéis pagarle todo. Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, vida por vida, muerte por muerte. Pues el coste del pecado es la muerte. No matíéis, ni comáis la carne de vuestra inocente presa, no sea que os convirtáis en esclavos de Satán. Pues íése es el camino de los sufrimientos y conduce a la muerte. Sino haced la voluntad de Dios, de modo que sus ángeles os sirvan en el camino de la vida. Obedeced, por tanto, las palabras de Dios: "Mirad, os he dado toda hierba que lleva semilla sobre la faz de toda la tierra, y todo árbol, en el que se halla el fruto de una semilla que dará el árbol. Este será vuestro alimento. Y a todo animal de la tierra, y a toda ave del cielo, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, donde se halle el aliento de la vida, doy toda hierba verde como alimento. Tambiíén la leche de todo lo que se mueve y que vive sobre la tierra será vuestro alimento. Al igual que a ellos les he dado toda hierba verde, así­ os doy a vosotros su leche. Pero no comeríéis la carne, ni la sangre que la aviva. Y en verdad demandaríé vuestra sangre que brota con fuerza, y vuestra sangre en la que se halla vuestra alma. Demandaríé todos los animales asesinados y las almas de todos los hombres asesinados. Pues yo el Señor tu Dios soy un Dios fuerte y celoso, castigando la iniquidad de los padres sobre sus hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos quienes me odian, y mostrando misericordia hacia los millares de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos. Ama al Señor tu Dios con todo corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas; íéste es el primer y más grande mandamiento. Y el segundo es según íéste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento más grande que íéstos".
« Última modificación: Abril 16, 2011, 05:34:04 pm por Scientia »