ANDRí‰S ARMERO 13/05/11
Los gallos se quedaron en el corral. No hubo movimientos de los hombres importantes de la general en la primera toma de contacto con la montaña en el Giro. La vigilancia fue excesiva. El Omega se dio cuenta de ello y movió a sus peones. Uno de ellos, Bart De Clercq, alcanzó por un tubular el día de gloria en la vida de un hombre.
El flamenco de 24 años, en su primera temporada como profesional, levantó una mano al cielo para dedicar a su paisano Weylandt el más grande de sus triunfos. Scarponi se quedó a centímetros de la victoria en la meta de Montevergine di Mercogliano. Todo el mundo miró hacia el Etna, pero el ciclismo en estado puro no entró en erupción.