Medio siglo despuíés de que lo hicieran sus abuelos, miles de jóvenes portugueses, a menudo universitarios, hacen ahora sus maletas para emigrar y huir así de la crisis, el desempleo y la precariedad.
Marlene y Pedro Frazao Pinheiro tienen 25 años cada uno. Hasta el pasado mes de febrero, esta pareja de enfermeros vivían en Estrocamento (centro), donde trabajaban, ella con contratos temporales para un grupo privado y íél "en el sector público", pero a tiempo parcial y sin contratos.
"Eramos +precarios+, tal como decimos aquí", resume la joven, contactada por la AFP a travíés del telíéfono en Northhampton, a 100 km al norte de Londres. "Nuestra situación no era de las peores, pero no veíamos porvenir. Teníamos el sueño de poder tener un día una casa", explica.
"Cuando decidimos partir, todo fue muy rápido. Colgamos nuestros currículums en internet y en una semana fuimos contratados los dos de manera indefinida en un hospital público", añade Marlene.
Actualmente, la joven enfermera, diplomada hace sólo tres años, gana 1.900 libras (2.200 euros, 3.150 dólares) mensuales, el doble de lo que ganaban en Portugal.
Según Marlene, "hay cientos" de enfermeros portugueses en Inglaterra. "Recibimos muchas peticiones de antiguos compañeros de escuela o de colegas que quieren saber quíé tienen que hacer para emigrar tambiíén. Nosotros hemos elegido Inglaterra porque hablábamos inglíés. Otros compañeros se marcharon a Francia, Suiza...".
En internet, las páginas y blogs dedicados a la emigración se multiplican, donde se cruzan solicitudes de consejos y testigos: son enfermeros, psicólogos, pero tambiíén arquitectos o ingenieros.
La mayoría desea marchar a otro país europeo, aunque son numerosos los que dicen ser tentados por la posibilidad de expatriarse en Angola, antigua colonia en plena reconstrucción y donde viven ya 90.000 portugueses.
A falta de datos oficiales globales, es difícil conocer la amplitud de esta nueva oleada de emigración y varía, según las fuentes, entre 50.000 y 100.000 nuevos emigrantes cada año.
"Es difícil de contarlos puesto que nada obliga a alguien que se marcha a trabajar seis meses o un año a un país europeo a registrarse", explica el sociólogo Antonio Barreto, que estima que "la emigración regresó al nivel de los años 60".
Según el Observatorio de la Emigración, organismo público de reciente creación, Portugal cuenta actualmente con 2,3 millones de emigrantes "nacidos en el país", es decir, una quinta parte de su población.
"Es una verdadera hemorragia", lamenta Cristina Blanco, candidata de la extrema izquierda a las legislativas del 5 de junio.
"Los portuguesas son expulsados de su propio país: no solamente los jóvenes diplomados, sino tambiíén contingentes de desempleados, la mayoría sin cualificación, que llegan cada día a las estaciones de las principales ciudades europeas", asegura esta economista, instalada en Francia desde 1975.
"Y esto no ha acabado", predice. "Las medidas de austeridad que la UE y el FMI quieren imponer a Portugal van a acentuar inexorablemente el fenómeno al aumentar el paro", que afecta ya a más del 12% de la población activa y a cerca del 28% de los jóvenes.
En este contexto, Marlene y Pedro no desean "en absoluto" regresar a Portugal. "Estamos bien aquí y los ingleses son gente muy educada", se entusiasma Marlene. En unos días, su hermana menor, estudiante de enfermería, ha previsto tambiíén hacer sus maletas.