Stephen L. Jen, quien fuera uno de los estrategas sobre divisas más respetados durante su periplo en JP Morgan, ha esbozado en su último informe al frente de SLJ Macro Partners una radiografía sobre la situación por la que atraviesa el Viejo Continente.
Bajo su análisis, todo parece indicar que la crisis en la Eurozona no tiene intenciones de mejorar, de hecho, el panorama podría recrudecerse en los próximos meses. Según este experto, a día de hoy, existen cuatro claves que prueban esta píésima realidad e indican que los esfuerzos realizados hasta la fecha no conseguirán frenar el truculento camino hacia el colapso de la Unión Europea.
En primer lugar, Jen apunta que los PIIGS o GIPS, como se refiere a Grecia, Irlanda, Portugal y España (ya que no incluye a Italia en este grupo), "no son ni remotamente competitivos a nivel global". "No son ni siquiera competitivos dentro de la propia zona euro, y carecen tanto de las instituciones como de la cultura laboral necesarias para cambiar la situación", añade.
Al hilo de este primer factor, el experto en divisas asegura que "existe un límite en los críéditos y el dinero que los GIPS pueden adquirir del núcleo duro de la UE". En este sentido, indica que si alguno de los países en peligro llegase a no poder costear la devolución de los príéstamos cedidos a travíés del Mecanismo de Estabilidad Europeo, la situación "pondría en el disparadero los ratings de países como Francia". "El dinero de la UE no es ilimitado", señala.
Si hay impagos...habrá más peligro
Por supuesto, el efecto dominó es evidente. El Banco Central Europeo posee 50.000 millones de euros en bonos griegos y ha prestado alrededor de 90.000 millones de euros a los bancos griegos, es decir, "una posible moratoria griega pondría en peligro el balance del BCE", afirma el experto de SLJ Partners. No sólo eso, bajo dichas circunstancias el BCE tendría que tomar una decisión sobre si aceptar o no a partir de entonces los bonos griegos y de otros países con problemas como respaldos colaterales.
Además, según pone de manifiesto Jen, en estos momentos, si la UE intentase llevar a cabo una agrupación fiscal de la deuda de todos los miembros de la Eurozona, "la calificación de sus bonos no alcanzaría la triple A". Es decir, una solución política tampoco salvaría a la UE de la quema.